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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Charly Barny:
5
Ciencia ficción. Comedia. Drama Paul es un hombre que se da cuenta de que tendría una vida mucho mejor si encogiese, pues todo lo que necesita en la vida lo tendría igualmente pero en abundancia. Así que decide reducir enormemente su tamaño, ahora que la tecnología lo permite. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2018
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Alexander Payne es el gran guionista y director de Entre Copas, Los Descendientes y Nebraska, por citar tan solo sus trabajos que más me gustaron y por otra parte lo hicieron conocido o le dieron la fama que hoy le permite trabajar con un gran presupuesto para la Paramount en esta nueva y floja nueva película suya cuyo título en castellano no traduce literalmente el fenómeno de empequeñecimiento del cual verdaderamente trata la película. Un film que con ritmo de comedia bien podría instalarse en la ciencia ficción.
El film dura 2 horas y 15 minutos, pero lo único rescatable e interesante son los primeros 30 minutos donde plantea el tema de la miniaturización. Después de eso, la nada. La idea es que los miniaturizados se vuelven ricos porque consumen solo una centésima parte de lo que les demanda una vida normal. Pero como mantienen sus recursos, la miniaturización es negocio puro. En lugar de trabajar pueden dedicarse al ocio. Sus vidas, entonces, se vuelve disipada y viven de fiesta en fiesta aunque en esa pequeña sociedad de la abundancia se mantienen las diferencias sociales. Es decir, algunos son más ricos que otros.
Si el film pretende ser una crítica contra el capitalismo más salvaje, me parece un tanto ridícula. La sociedad de la abundancia que aparece en el pequeño mundo ideado por Payne es un sinfín de fiestas, baile, sexo, drogas, y alcohol. Parece una sociedad ociosa en la que cabría preguntarse hasta qué punto puede llevarse una vida de puro gasto sin renovar recursos. Claro esta que esta pequeña sociedad convive con la sociedad normal, en las que las diferencias sociales y las necesidades básicas continúan con alarmantes signos de insatisfacción que de alguna manera bien podría estar siendo financiada por los recursos ociosos de la sociedad miniaturizada. Pero esto es una simple especulación propia, la película ni siquiera lo insinúa.
En el tercio final, Payne se sumerge en el misticismo religioso y sus personajes emprenden una especie de viaje hacia la tierra prometida y la búsqueda de su creador, el físico noruego. La película de ciencia ficción que comenzamos viendo es ahora un film pretendidamente místico. La película cae en una nada bastante preocupante tratándose de un escritor y director tan notable como Alexander Payne. Deseo que sea solo un traspié de alto presupuesto. Con mucho, pero mucho menos, había logrado películas notables.
Charly Barny
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