Liderados por Brad Pitt que encarna a un Sargento sin escrúpulos que dirige un tanque con cuatro soldados y que al mismo tiempo sufre en silencio lo que está viendo constantemente, la muerte. Sus camaradas, como el personaje de Pitt, han evolucionada hasta ese toque de locura. En el que más se nota esta evolución es en el personaje de Logan Lerman, que lo tenemos desde el principio del film, con ocho semanas en la guerra y recién alistado en combate. Es al personaje de Logan Lerman el que Brad lo lleve hasta el límite, quitándole toda la humanidad que tiene dentro.
La película se desarrolla muy bien hasta la última media hora. No es una película típica americana en la cual los protagonista son los héroes del mundo y carentes de sentimientos. Sin embargo esto se convierte en realidad en la última media hora (por eso lo del principio de mi crítica, verdad a medias). Es en esta parte cuando en mi opinión falla la película. Situémonos: Se le ordena a Brad dirigir un pelotón con cuatro tanques a defender un cruce importante en el cual no pueden llegar antes los nazis. Por el camino pierden tres de los cuatro tanques que iban a defender el cruce, quedando únicamente el tanque del grupo de Pitt. Bueno al llegar al cruce se encuentran con que a la noche viene un grupo de 300 soldados nazis. Bueno pues no se le ocurre otra cosa que defender el cruce con el tanque que para colmo está averiado y no puede moverse. El final os podéis imaginar que sucede, todos mueren excepto Logan Lerman que sale vivo de milagro, el resto muere como héroes, matando a gran parte de los nazis, favoreciendo la ofensiva al ejército aliado.
Una película que iba camino de convertirse en algo no habitual para Hollywood, vuelve a lo que ha sido casi siempre las películas americanas, los héroes son los de siempre.

En el final de esta crítica voy a comentar que el reparto está fenomenal, Shia LaBeouf, Jon Bernthal y Michael Peña siempre cumplen.