Al parecer esta película (no es la primera ni la última que lo hará) decide tirar por la borda la definición de Ciencia Ficción como el género que cuenta una historia en un tiempo y espacio alternativo o potencial, intentando hacer creer que la historia es verídica, más bien pertenece al género fantástico. De haberse filmado de forma “normal” y sin cometer las idioteces al estilo “cowboy” de “me escapo con la nave rusa que encontré tirada y la engancho a la otra nave yanqui con un lazo”, hubiese tenido un mínimo de gancho y coherencia, ya que la idea original de partida de una misión secreta nunca contada me parece buena. No quiero ser denso con ese punto, ni darme aires de sabérmelas todas, soy un simple aficionado al tema, pero al ver tal ridiculez me sentí completamente subestimado por el director, más cuando su historia no logró captar el más mínimo interés en tres cuartos de cinta.

Tal vez sea muy ñoño mi punto de vista, pero a los que nos apasionan los viajes espaciales es inevitable ver estos (no tanto) detalles e incoherencias.
Para los que les interesen estas temáticas recomiendo ver Apolo XIII, una infravaloradísima y muy entretenida película que causa verdadero suspenso por saber que los acontecimientos pasaron realmente, y no necesitó crear pedorrísimas arañas espaciales para dar miedo (joder, ¡que me quemo el moño pensando como asustar eh!) sino que la naturaleza, con el frio, el vacio, la inercia, el dióxido de carbono son también mortíferos y reales. Obviamente que también hay a lo largo de la historia del cine historias inspirados en hechos no reales y con excelentes resultados, a lo que voy es a que siendo tal vez el género más libre y amplio de todos, ya que con los efectos especiales de hoy la única limitación es la imaginación del autor, no se puede tolerar que vendan una historia como verdadera, pasar por alto cosas fundamentales y crear arañas (si ARAÑAS) espaciales como monstruo o vaya uno a saber qué.