"Fair game" es una película en la que sobresale la inteligente estructura con que se desarrolla la corrupción política que llevó a la guerra de Irak, pero que adolece de casi todo lo demás.
El primer problema del filme estriba en que el director opta por un ritmo nervioso, cámara al hombro, que no encaja con la dimensión realista y crítica que se persigue.
En segundo lugar, hay en demasiadas ocasiones un mal balance entre fondo y trasfondo. Aquí el trasfondo no es la situación política. En demasiadas ocasiones el director pone el acento en el lugar equivocado. Puede que el espectador medio guste de historias de parejas que sobreviven. En mi caso, yo fui al cine para ver cómo* Liman lidiaba con un caso aún controvertido en los US.
En tercer lugar, disiento con el general y respetable en cuanto a la genialidad interpretativa. No era esta una película para el lucimiento de estrellas, sino para algo que hubiera dado mayor verismo al film. Naomi Watts está correcta, pero está muy encuadrada en los estremos sentimentales a que la somete el guión. Penn, como siempre, siempre al borde de la sobreactuación, alterna entre la genialidad y el exceso.

Finalmente, cabe agradecer que se saque este tema de cuando en cuando. Es un placer, como español que se ha manifestado en contra de la guerra, sentarse en un sillón de cine de este país y ver como sus espectadores por un momento piensan, recuerdan o descubren (de todo hay aquí) todo lo que está guerra sucia supuso. Sólo por ello la encuentro valiosa y recomendable.

* En respuesta al editor: "cómo" (pronombre interrogativo indirecto, nexo de subordinada sustantiva) lleva acento.