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Voto de El Extranjero :
9
8,4
114.658
Thriller. Drama
Henry Hill, hijo de padre irlandés y madre siciliana, vive en Brooklyn y se siente fascinado por la vida que llevan los gángsters de su barrio, donde la mayoría de los vecinos son inmigrantes. Paul Cicero, el patriarca de la familia Pauline, es el protector del barrio. A los trece años, Henry decide abandonar la escuela y entrar a formar parte de la organización mafiosa como chico de los recados; muy pronto se gana la confianza de sus ... [+]
25 de agosto de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto muchas veces, es de esas que cuando pillas por la tele te quedas viéndola da igual por qué parte la coges y cuántas veces la has visto ya. En la porquería que había redactado hace seis años ponía algo de que las primeras dos veces que la vi no me gustó, lo cierto que ni me acuerdo de eso. Igual que 'Casino' (obra que encuentro ligeramente superior, más madurada; de hecho diría que es una de las películas más perfectas que he presenciado) fija el foco en hasta qué punto el tiempo deteriora las relaciones entre las personas, cómo una inicial amistad cercana y afectuosa se va pudriendo debido a las ambiciones y al egoísmo hasta desembocar en la nada más absoluta, hasta ese punto en el que dos que antes eran íntimos ahora no pueden estar en la misma habitación, y bien, o desconfían el uno del otro o se quieren ver muertos.
Henry Hill (Liotta) es el retrato vivo de la debilidad. Su ascenso me parece inflado, en ningún momento se tiene la impresión de que está a la altura de estos peligrosos criminales, parece un mero enchufado por los servicios prestados desde la infancia a De Niro. Sino, véase la icónica y cruel escena en la que Pesci le vacila (gran muestra de la hipocresía de estos mafiosos, se ríen si el cabecilla se ríe, ya que están todos de guasa, y se ponen serios si de repente a este se le va la cabeza y se carga a alguien, -como luego pasaría con un pobre camarero,- pues en ese caso estaba clarísimo desde el principio que no bromeaba).
Scorsese hace gala de la estupidez de Hill de forma constante, hay una escena en la que De Niro regaña a dos socios (de forma muy divertida, con los diálogos marca de la casa Scorsese, escuchas eso en una película y ya automáticamente te quedas a verla) por comprar cosas demasiado flamantes estando supuestamente la policía espiándoles y acto seguido se dirige con un ademán paternal a su niño mimado Hill dándole su parte del dinero de un golpe diciéndole en plan: "Toma, te lo has ganado. Yo sé que eres un chico listo y no te lo gastarás en tonterías, como estos idiotas". En la escena siguiente sale Liotta entrando por la puerta de su casa con un chillón árbol de Navidad, anunciando a su familia que ha comprado el más caro que había.
Henry Hill (Liotta) es el retrato vivo de la debilidad. Su ascenso me parece inflado, en ningún momento se tiene la impresión de que está a la altura de estos peligrosos criminales, parece un mero enchufado por los servicios prestados desde la infancia a De Niro. Sino, véase la icónica y cruel escena en la que Pesci le vacila (gran muestra de la hipocresía de estos mafiosos, se ríen si el cabecilla se ríe, ya que están todos de guasa, y se ponen serios si de repente a este se le va la cabeza y se carga a alguien, -como luego pasaría con un pobre camarero,- pues en ese caso estaba clarísimo desde el principio que no bromeaba).
Scorsese hace gala de la estupidez de Hill de forma constante, hay una escena en la que De Niro regaña a dos socios (de forma muy divertida, con los diálogos marca de la casa Scorsese, escuchas eso en una película y ya automáticamente te quedas a verla) por comprar cosas demasiado flamantes estando supuestamente la policía espiándoles y acto seguido se dirige con un ademán paternal a su niño mimado Hill dándole su parte del dinero de un golpe diciéndole en plan: "Toma, te lo has ganado. Yo sé que eres un chico listo y no te lo gastarás en tonterías, como estos idiotas". En la escena siguiente sale Liotta entrando por la puerta de su casa con un chillón árbol de Navidad, anunciando a su familia que ha comprado el más caro que había.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Con el asesinato de Pesci se termina de desencadenar la histeria. El exceso de ambición está empezando a cobrarse factura y todos están muy nerviosos, se quieren cubrir las espaldas y no saben cómo. Para empezar, habrá que cobrar los últimos dividendos antes de desaparecer definitivamente... Pero como suele pasar, cuando más sed hay es justo cuando se cierra el grifo. Y no solo eso, para acallar la indignación y también por si acaso, hay que deshacerse de todos. En la película, con ese montaje vibrante que se desliza a un plano a otro, con la voz en off que comenta lo que va sucediendo, el panorama es muy ilustrativo, hasta el punto de que te llega a indignar incluso a ti el que De Niro de repente no quiera pagar a nadie y que en vez de eso se los esté cargando.
En Liotta, la decadencia toca cima. Con esos trajes horteras y agitados aspavientos, fruto de la adicción a la cocaína, vemos a un infante superado por las circunstancias, de cuyo penoso clímax en forma de caída definitiva, somos testigos en la mítica escena del helicóptero, siendo arrojado a la cara del espectador todo el caos que sufre el personaje. Cuando llega a la puerta de De Niro a vender unos silenciadores y este le recibe con cara de malas pulgas afirmando que esos no le valen, añade a Liotta que deje de tomar esa mierda, que le está derritiendo el cerebro (ahí veo un claro guiño a la etapa de adicción del propio Scorsese, de la cual su amigo De Niro le ayudó a salir).
La paranoia que denota la mujer de Liotta en cierta escena cuando un titubeante De Niro la dijo de ir por un callejón para coger algo y ella salió corriendo ante la atónita mirada de este, o los comentarios en off de Liotta que decían que nunca había visto a De Niro así de nervioso cuando quedaban para comer, agitado y mirando el reloj constantemente, son ejemplos de esa deformación entre las relaciones humanas a la que hago mención en el comienzo de mi crítica. Pero la cumbre de eso es cuando el desesperado Liotta acude al inconmensurable Paul Sorvino pidiéndole algo de ayuda y este le da un fajo de billetes que se saca del bolsillo en lo que le dice: "Y ahora, he de darte la espalda". Y escuchamos en off a Liotta: "Había 3200 dólares. 3200 dólares por toda una vida..." Brutal.
Luego al final, en el juzgado cuando Liotta declara contra todos para salvar el pellejo, la cámara también se detiene en el rostro de Sorvino. Igual que el de De Niro se mostraba inexpresivo. Antes eran todos amigos que compartían mesa y negocios. El tiempo desveló la verdadera cara de todos.
En Liotta, la decadencia toca cima. Con esos trajes horteras y agitados aspavientos, fruto de la adicción a la cocaína, vemos a un infante superado por las circunstancias, de cuyo penoso clímax en forma de caída definitiva, somos testigos en la mítica escena del helicóptero, siendo arrojado a la cara del espectador todo el caos que sufre el personaje. Cuando llega a la puerta de De Niro a vender unos silenciadores y este le recibe con cara de malas pulgas afirmando que esos no le valen, añade a Liotta que deje de tomar esa mierda, que le está derritiendo el cerebro (ahí veo un claro guiño a la etapa de adicción del propio Scorsese, de la cual su amigo De Niro le ayudó a salir).
La paranoia que denota la mujer de Liotta en cierta escena cuando un titubeante De Niro la dijo de ir por un callejón para coger algo y ella salió corriendo ante la atónita mirada de este, o los comentarios en off de Liotta que decían que nunca había visto a De Niro así de nervioso cuando quedaban para comer, agitado y mirando el reloj constantemente, son ejemplos de esa deformación entre las relaciones humanas a la que hago mención en el comienzo de mi crítica. Pero la cumbre de eso es cuando el desesperado Liotta acude al inconmensurable Paul Sorvino pidiéndole algo de ayuda y este le da un fajo de billetes que se saca del bolsillo en lo que le dice: "Y ahora, he de darte la espalda". Y escuchamos en off a Liotta: "Había 3200 dólares. 3200 dólares por toda una vida..." Brutal.
Luego al final, en el juzgado cuando Liotta declara contra todos para salvar el pellejo, la cámara también se detiene en el rostro de Sorvino. Igual que el de De Niro se mostraba inexpresivo. Antes eran todos amigos que compartían mesa y negocios. El tiempo desveló la verdadera cara de todos.