Me gusta Richard Gere y me fascina el cambio que está experimentando en sus últimos proyectos. Nada que ver con el respetable personaje del apuesto seductor que lo lanzó a la fama por siempre (de hecho 'El benefactor', o 'Invisibles' podrían verse como exactamente lo antagónico a lo que aquel rico hombre de negocios de 'Pretty Woman' representaba). Personajes intensos, de origen incomprendido para muchos y que si bien son poco convencionales y estridentes merecen atención. Como por ejemplo el del egocéntrico y brusco reportero que cubre una guerra en Bosnia en la dramática comedia negra 'La sombra del cazador', una curiosa parodia que es sin duda toda una rareza en el cine de Gere. En 'Invisibles' el planteamiento es más suicida aún, muy austero sin un punto de partida claro, refleja un silencioso y resignado sufrimiento de Gere como un indigente sin destino ni futuro. Desprende una tristeza ahogada a la par que una extraña serenidad, lo cual lleva a reflexionar acerca de la dureza de la fragilidad emocional del ser humano. El de 'Hachiko' también es un personaje muy espiritual, quizás por la desoladora carga dramática que tiene este filme. Yo creo que dicho cambio de registro guarda mucha relación con el experimentado por el mundo interior de Richard, no puede ser casualidad. De interpretar a solventes iconos masculinos (muchos buenos) a personajes dotados de una quietud fascinante y cuya presencia, independientemente de la valoración final que te inspire el proyecto en su totalidad, ya sugieren hay algo más detrás que meras elecciones aleatorias de los personajes.

En este caso la premisa es más que decente, cosa que no son ni el guión (desaprovecha una idea interesante) ni la dirección (a pesar del visible esfuerzo del veterano actor, que siente un ferviente deseo de transmitir con el dramático registro de su personaje, se aprecia falta de naturalidad y de constancia en la historia) siendo ejecutadas ambas labores por Andrew Renzi. No hay un hilo narrativo claro, la película no desarrolla bien la historia, fundido a negro y hay un brusco salto que no continúa con lo visto anteriormente de una manera consecuente. La sensación que prevalece es que hay una historia que no está bien contada. Y en realidad se cuenta muy poca cosa y de manera torpe y apresurada, sin el tacto y la mesura imprescindibles en un buen narrador para que su obra llegue al espectador y sugiera. Lo que más incredulidad inspira es lo unidimensionales que son los personajes, empezando por el bueno de Richard, que acapara toda la película y que cuando esta termina continúa siendo un extraño y poco memorable personaje. En su constante descripción la película escarba poco y no ofrece muchos matices que lo conviertan en un personaje rico y memorable. El cine independiente suele presentar una atmósfera bajo la cual suele desarrollar a sus personajes de una manera excepcional, diferente y más íntima a sus personajes, pero aquí no se palpa dicha riqueza pues dicha esencia unicamente es formal ya que solo se aprecia en la manera de la que está filmada la película, pues el desarrollo de los personajes es pobre. Los otros dos personajes (la sobrina de Gere y su pareja en cuya vida Gere se entromete con ganas de sentirse querido) tampoco aportan la profundidad que se le pide a toda historia que merezca la pena ser contada.