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Voto de El Extranjero :
5
6,2
2.270
Drama
Roberto Orbea, que había sido militante clandestino de un partido de izquierdas durante el franquismo, es elegido diputado en las elecciones de 1977. En el momento más importante de su carrera, cuando está a punto de ser nombrado Secretario General de su partido, es víctima del chantaje de un grupo de extrema derecha que amenaza con airear su homosexualidad. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver la película, tenía la impresión de que el posicionamiento comunista del personaje de Sacristán se debe en gran parte a que le permitía disfrutar de sus impulsos sexuales con libertad. Ser político le reportaba una cómoda coartada en muchos aspectos: tener solvencia económica asegurada, la de sentirse integrado en un colectivo, lo cual da sentido a la existencia; al dirigir pensamientos y energías a un objetivo determinado, así como encontrarse en una posición favorable, la de líder y referente, desde la que poder aplicar e inclucar a los demás los ideales que para él eran convenientes.
Debo decir que exactamente así es como concibo la política en general, idealistas como tal en ese mundo hay pocos y si alguno llega demasiado alto, es fagocitado/apartado/adiestrado/corrompido en poco tiempo por la corrupción que reside en la mayoría. Y Sacristán no me parece muy honesto por lo que digo arriba...
Debo decir que exactamente así es como concibo la política en general, idealistas como tal en ese mundo hay pocos y si alguno llega demasiado alto, es fagocitado/apartado/adiestrado/corrompido en poco tiempo por la corrupción que reside en la mayoría. Y Sacristán no me parece muy honesto por lo que digo arriba...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... y la película es condescendiente con los sueños de su autor, queda claro que es una utopía salida de su imaginación y de sus deseos más primarios, con giros muy oportunistas para su postura (a nada que se tengan unas nociones mínimas de la biografía de Eloy, queda más que evidente que aquí Sacristán es una extensión suya), siendo el más clamoroso el de que al chico al que le pagaba para que fuera su pareja resulta que le gustaba desde el principio estar con él y que no lo hacía solo por el dinero. Así es como le gustaría a Eloy que fuera la realidad. O mejor aún, él, hombre adulto, poder inducir a chicos menores de edad que más atractivos le resulten, manipulables e ingenuos, que se prostituyen por necesidad, a ser partícipes de sus fantasías y que terminen por encontrar placentero sentir cuando una polla les taladra el culo. ¡Sería la caña! De esta forma, lo que empezó siendo una compra y acto de explotación, deja de serlo por milagro divino, ya no hay maldad ni hipocresía que tener que blanquear. Un anhelo cumplido, que en el guión es necesario romper de la forma más violenta posible (creo que por la expresa necesidad que tienen los creadores consecuentes de adaptarse lo máximo posible, porque en ella como sabemos nada es tan bonito ni idílico, sino pregúntenle a Manzano) para dar la deseada imagen de víctima santificada a la que no le dejan vivir en paz en su infinita felicidad y armonía. Esto es lo que intenta vender el autor al público.
Poco más que decir, el egoísmo del protagonista queda reflejado cuando a su mujer bebida y puesta de hachís le da por liarse con el amante de este (luego resulta que lo hizo por él, otra felación subliminal a la figura del protagonista, como le comprende y le adora). Poco tarda en meter sus morros también, sin él no puede haber fiesta, es la estrella y en torno a quien gira todo y hay que dejarlo patente.
Agustín González da verdadera grima y miedo, actorazo. María Luisa San José muy atractiva en su treintena. Sacristán vocaliza de forma muy intelegible.
Poco más que decir, el egoísmo del protagonista queda reflejado cuando a su mujer bebida y puesta de hachís le da por liarse con el amante de este (luego resulta que lo hizo por él, otra felación subliminal a la figura del protagonista, como le comprende y le adora). Poco tarda en meter sus morros también, sin él no puede haber fiesta, es la estrella y en torno a quien gira todo y hay que dejarlo patente.
Agustín González da verdadera grima y miedo, actorazo. María Luisa San José muy atractiva en su treintena. Sacristán vocaliza de forma muy intelegible.