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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Cine negro. Intriga. Drama George Loomis (Joseph Cotten) y su esposa Rose (Marilyn Monroe), se van de vacaciones a las cataratas del Niágara. Las fuertes crisis emocionales que padece George, afectan hondamente a su joven y bella esposa, y esto la predispone a aceptar los galanteos de un apuesto joven que conoce durante un paseo... Una gran tragedia comenzará a tomar forma de aquí en adelante. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Os habéis fijado? Yo sí, no puedo evitarlo. Preciosos zapatos los que lleva en «Niágara» la guapa Marilyn Monroe, especialmente bella en esta ocasión. Quizá es que es la primera vez que la veo en color, y vaya colorido que nos muestra: labios rojos, ojos azules, modelitos fucsia y zapatos de tacón atados al tobillo, las sandalias más favorecedoras que puede llevar una mujer. Me encantan.

Su presencia es la sensualidad pura, y su personalidad es tan marcada y tan fuerte (que nadie se engañe con su obvia fragilidad) que sin ella esta película sería aún más mediocre. De hecho, admito que el argumento no me gusta y que la trama toma un rumbo criminal que no esperaba. También reconozco que, pese a todo lo dicho, la película tiene un ingenuo encanto que hace que pueda verla mil veces y no me canse. A lo mejor ejerce sobre mi la misma fascinación que las cataratas del Niágara, impetuosas e hipnóticas para el ojo humano.

Además, con cada nuevo visionado espero lo que nunca pasa, y me imagino, entre el matrimonio Loomis, una historia de amor que no existe en la pantalla pero que yo intuyo desde el primer momento. La historia, en definitiva, que debería haber sido. No voy a decir lo que pasa con Rose y George, pero sí diré que el último encuentro que tienen es una escena de diez absoluto, tan perfecta que no encaja en una película tan rudimentaria, que va a trompicones, sin diálogos que destaquen y hasta con personajes discretos, como el mismísimo George Loomis, interpretado por el bueno de Joseph Cotten.

Al final no importa que no sea buena: igualmente se la quiere.
Kaori
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