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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Intriga. Thriller. Cine negro Roger Sartet ha sido encarcelado por asesinato, pero el clan siciliano dirigido por el venerable Vittorio Manalese lo libera. El objetivo de la banda es apoderarse de las joyas de una exposición que se celebra en Roma. Mientras preparan el golpe, Tony Nicosia, un amigo americano, sugiere que la mejor forma de hacerse con las piedras es asaltando el avión que las transporta hacia Nueva York. El tenaz inspector Le Goff intentará desbaratar sus planes. (FILMAFFINITY) [+]
24 de marzo de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de «El padrino», ya se hacían películas de mafiosos y ya nos querían convencer de que eran gente guay, gente cool. No cuela. Empiezo a pensar que, puestos a delinquir, al menos ten la sinceridad de reconocer que eres un criminal, que eres un asesino, y no cometas la hipocresía de creerte santo. No deja de tener nobleza el hecho de admitir lo que eres, sin ambages ni pretextos, y no ocultar tus maldades bajo la máscara de persona honorable que no es tal.

Este «siciliano» (Jean Gabin), el verdadero protagonista, es uno de esos mafiosos que se creen caballeros simplemente porque llevan traje y hablan muy suave. Pero esto es una gran mentira que no puede engañarnos. En este entramado mafioso del clan de los sicilianos se cometen las mismas tropelías de siempre: amenazar, chantajear, asesinar si se da el caso y, una de las cosas más miserables en mi opinión, incluir a toda la familia en tus asuntos criminales y, si no, seguramente te considerarán un traidor. Eso de condenar a tus hijos a una vida de delincuencia poniendo por bandera un concepto retorcido de «familia» es totalmente reprobable.

Lo bueno que tiene «el siciliano» es que es inteligente y prefiere usar el intelecto por encima de la violencia. De esta manera, ideará un robo que se supone que tiene que ser perfecto. La idea del robo tarda un poco en salir, aunque el mayor problema quizá no sea ese sino el robo en sí mismo, menos potente que todo el principio de la película. El plan meticulosamente trazado parece desvanecerse y el detonante final pedía posiblemente mayor desarrollo emocional: si vas a morir por alguien, al menos muéstrame cómo y por qué, demuéstrame ese amor.

Claro, que todo esto a fin de cuentas es secundario cuando tenemos a Alain Delon, sublime, imponiendo el estilo chic de los sesenta con sus gafas de sol extra grandes y su traje negro. De verdad que el mundo ha conocido pocos seres humanos que posean tantísima belleza. Y el papel de delincuente carne de cañón él lo borda.

Gracias, mundo.
Kaori
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