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5
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49.092
Intriga. Thriller. Drama
La mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo. Tras perder a su hijo y ver arruinada la carrera de su marido, una mujer (Rebecca de Mornay) decide vengarse de Claire Bartel, a la que acusa de toda sus desgracias. Para ello consigue introducirse en su casa como niñera. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en verdad existe el concepto de fría belleza, Rebecca de Mornay es una de sus máximas representantes. Ojos de hielo azul y un rostro pálido que bien podrían hacerla pasar por ángel como por demonio. Rubia, serena y hermosa, la mano de Rebecca nos mece en un thriller que si gana puntos es por ella y por su Peyton, la niñera que nunca deberíamos tener en casa. No porque sea malvada, sino porque es demasiado tentadora.
La denuncia por acoso sexual a su marido es el detonante que arruinará la vida de la señora Mott, desatando sus instintos vengativos de una manera enfermiza, quizá como única vía de escape a su sufrimiento. Aquí se plantea la duda de saber si era así antes o se ha vuelto cruel y loca por el camino. Ya no lo sabremos. Lo que sí se sabe y se intuye es que esta muchacha ha tenido una vida muy dura, otro motivo para que no podamos odiarla como merecería. Esta villana, no lo olvidemos, tiene corazón.
Para mi gusto, a «La mano que mece la cuna» le falta algo más de garra y actividad, ya que a pesar de todos sus esfuerzos, la historia es de tal sencillez que pierde ímpetu. Más interesante en el plano psicológico que en el de la angustia y la tensión, la película avanza con paso lento aunque seguro hacia un desenlace de féminas en pie de guerra. También tiene el freno de que la presencia de la antagónica es tan magnética y potente, que los protagonistas pasan desapercibidos.
Déjate mecer por ella.
La denuncia por acoso sexual a su marido es el detonante que arruinará la vida de la señora Mott, desatando sus instintos vengativos de una manera enfermiza, quizá como única vía de escape a su sufrimiento. Aquí se plantea la duda de saber si era así antes o se ha vuelto cruel y loca por el camino. Ya no lo sabremos. Lo que sí se sabe y se intuye es que esta muchacha ha tenido una vida muy dura, otro motivo para que no podamos odiarla como merecería. Esta villana, no lo olvidemos, tiene corazón.
Para mi gusto, a «La mano que mece la cuna» le falta algo más de garra y actividad, ya que a pesar de todos sus esfuerzos, la historia es de tal sencillez que pierde ímpetu. Más interesante en el plano psicológico que en el de la angustia y la tensión, la película avanza con paso lento aunque seguro hacia un desenlace de féminas en pie de guerra. También tiene el freno de que la presencia de la antagónica es tan magnética y potente, que los protagonistas pasan desapercibidos.
Déjate mecer por ella.