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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Thriller. Intriga Rachel (Emily Blunt) es una mujer devastada por su reciente divorcio que dedica cada mañana de camino a su trabajo a fantasear sobre la vida de una pareja aparentemente perfecta que vive en una casa por la que su tren pasa cada día. Pero una mañana Rachel es testigo desde la ventana del tren de un impactante suceso y se ve involucrada en el misterio que ella misma revela... Adaptación del best seller homónimo de Paula Hawkins. (FILMAFFINITY) [+]
6 de noviembre de 2016
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Novela de éxito de la escritora Paula Hawkins que Tate Taylor adapta en su versión cinematográfica. Esta es una crítica de alguien que no ha leído el libro, así que avisados quedáis de que no va a haber comparaciones.

Divorciada, con problemas de autoestima y un serio alcoholismo, Rachel se evade de la realidad fantaseando con los vecinos de su antiguo barrio, en concreto con el atractivo matrimonio formado por Scott (Luke Evans) y Megan (Haley Bennet) que ve desde el tren todos los días. Aparte de Rachel, la historia nos introduce enseguida a las otras dos féminas protagonistas, la aparentemente feliz Megan y la aparentemente abnegada ama de casa Anna (Rebeca Fergusson). Hasta aquí, «La chica del tren» nos raya bastante. Nos raya mucho, a decir verdad. Personajes deprimentes, desequilibrados, lastimosos en una presentación que te echa para atrás y que no se desarrolla ni culmina en ningún momento, porque el principal y único mensaje de la película parece que es este: el hombre oprime a la mujer y la hace infeliz, así que libérate. No importa que seas buena o mala, mejor o peor, más rebelde o más conservadora, con un pasado más conflictivo o menos, más sana o más enferma; no importa, porque la raíz de tus males está en el hombre: si eres mujer, eres un objeto sexual y, por ende, estás esclavizada y sujeta a las manipulaciones y los deseos perversos masculinos. Fijémonos, por ejemplo, en la dominante sexualidad de los varones principales, que en absoluto es casualidad.

Esta teoría feminista, que no deja de tener su parte de verdad si la analizamos desde otra óptica, tiene un punto débil del que nadie se han percatado: en circunstancias normales, para que un hombre posea, una mujer debe dejarse poseer. Para que un hombre sea infiel, una mujer debe acceder a ser utilizada como amante y a ser engañada. Para que un hombre pisotee, la mujer ha de dejarse pisotear. En «La chica del tren» observamos que las propias mujeres-víctimas se sienten atraídas, añado que de manera incomprensible para mí, por ese tipo de macho agresivo en el más amplio sentido de la palabra que se critica y se denuncia, pero no podemos olvidar que es la mujer la que se plega con toda libertad a los deseos del hombre, la que acepta y permite ese (mal)trato. ¿Por qué? ¿Acaso también es culpa del hombre que las mujeres seamos así de ingenuas?

Emily Blunt hace una interpretación maravillosa merecedora de premio. Dicen que la chica del tren literaria no es como ella pero, sinceramente, transmite auténtica fragilidad e inseguridad. La intriga mantiene el interés pese a que el guion nos oculta justo la información necesaria para resolver el misterio y a mí esto me parece muy tramposo.

Aquí la verdadera historia debería haber sido la dicotomía entre fantasía y realidad, pero ya está hecho y solo nos queda asomarnos por la ventanilla con desgana.
Kaori
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