¿O no? Yo creo que sí, aunque anda toda la película de un lado a otro buscando revólveres y haciéndose el preocupado. Al final la cosa sale como uno menos se lo espera.

«Solo ante el peligro» (pésima traducción, por cierto) es un western algo fuera del género. Más parece un intento de desmitificar a la América unida, los pistoleros aguerridos y los emprendedores del salvaje oeste. La película transcurre en hora y media de encuentros y desencuentros entre el sheriff, un puñado de forajidos, una ciudad con más sentido práctico que heroico y una esposa mucho más fuerte de lo que aparenta. Grace Kelly, guapísima. Y Gary Cooper, ya maduro, aún impacta desde su metro noventa.

Lo cierto es que la película plantea un debate nada desdeñable, puesto que la actitudes no son tan blancas o negras como se suponen. El señor Kane, muy noble y muy valiente, ¿tiene derecho a pedir que los demás arriesguen su vida? De hecho, ¿debe en realidad quedarse hasta las últimas consecuencias? Es más: ¿realmente quiere que su esposa no se vaya del pueblo? ¿Y qué pretende? ¿Qué coja un rifle? No sé yo, no sé yo. Poco caballeresco me parece a mi.

Además, encuentro el argumento forzadísimo, ya que los malos son cuatro, un número no tan amplio como para que no haya posibilidades de sobrevivir. En cualquier otra circunstancia, con un buen plan y unos cuantos hombres (¿qué les pasa a los antiguos agentes?) podrían despacharlos sin tantos aspavientos. ¿O es que he visto demasiado «Tombstone»? El final me sabe a poco y me hubiera gustado ver al atractivo de Cooper decirle cuatro cosas a sus queridos amigos, amigos que no es que pequen de cobardía, sino de simple y llana solidaridad, que es mucho peor.

Un aprobado para un clásico que le dio su segunda Oscar a Gary Cooper y lanzó al estrellato a una joven y grácil Grace Kelly. Vaya parejita.