Es una lástima que un argumento tan bello, se desaproveche de una manera tan atroz. Aunque sólo por el planteamiento, merece el aprobado.

Sí, es cierto, falla en el ritmo, en el montaje, en los personajes (que parece que va cada uno a su bola, en su propio mundo sin que haya una verdadera cohesión entre ellos...); escenas que no tienen sentido, diálogos que se olvidan pronto y un hilo argumental que a veces se precipita y otras se alarga. La profundidad psicológica diría que no existe, si exceptuamos al gran personaje que interpreta Dev Patel y, algo menos, el Avatar, cuya evolución no llega a calar los suficiente. Además, no explota estéticamente las posibilidades que ofrecen las artes marciales y el dominio de los elementos. Y es esto último lo que más rabia me da.

Porque me parece soberbio el mundo fantástico que plantea y los poderes de los maestros. Es fantástico (debería ser fantástico) la idea del mundo de los espíritus y la comunicación con ellos; la idea de un elegido que tiene que aceptar su propio poder; el príncipe desterrado que se debate entre el deber y el querer; la belleza de las artes marciales, en conjunción con el aire, el agua, la tierra y el fuego...

Y con todos estos elementos, ¿no han podido hacer una obra realmente épica, bella y profunda? Quizá el mayor problema es que se trata, precisamente, de la adaptación de una serie, que al ser más larga, permite más personajes (que sobran en la película) y un mayor desarrollo de la historia que no da tiempo a plasmar, de forma coherente, en dos horas. Una lástima.