Pero, ¿en serio que esto está inspirado en «Bola de Sebo»? ¿De verdad de la buena? ¿No será que es mera coincidencia que también haya una prostituta dentro de un coche? Que quede claro que Maupassant es uno de los grandes escritores de la lengua francesa y, por supuesto, de la literatura universal, así que para acercarse siquiera a lo que él escribió hace falta mucho, mucho, pero mucho talento. Mejor olvidemos «Bola de Sebo», por el bien de Ford.

«La diligencia» es, por mucho que rebusquemos, una película de indios y vaqueros, aunque, eso sí, con cierto trasfondo social que la hace un poco más interesante. En esa estrecha diligencia viaja una representación de distintas clases y tipos sociales, pero ¿qué nos quieren decir con ello? ¿Qué consecuencias debemos sacar? Me da por creer que John Ford propone la desaparición del Sur, le da un tirón de orejas a las clases privilegiadas y defiende la clase media-baja, no por compasión sino porque en su mente son quienes representan los auténticos valores americanos. Y es que viendo su cine no puedo desprenderme de la sensación de que John Ford es, por encima de todo, americano, profundamente americano: la libertad del pistolero, la independencia del individuo frente al Estado, la ley del más fuerte, la extirpación de las tradiciones europeas, la patria y la igualdad entre los hombres... hombres blancos, claro. Si eso es «progre» o «facha», tú sabrás.

En relación a esto, convendría que recapacitásemos un poco sobre la clasificación ideológica que nos hemos montado. Obsérvese sin ir más lejos al sudista Hartfield y al banquero capitalista: ambos serían calificados de «conservadores» o «de derechas», y sin embargo no guardan ningún punto en común y tiene entre ellos un antagonismo evidente y abierto. Pensemos, por favor, en semejante incongruencia. Además, los personajes están estereotipados de una manera bastante discutible. Mis referentes como caballeros sudistas son Rhett Butler y John «Doc» Holliday, y estos señores en la vida, jamás de los jamases, tratarían con desprecio a una mujer, tal y como hace este Hartfield de «La diligencia», con lo cual me parece tendencioso el mosaico de personalidades que John Ford quiere mostrarnos.

Terminaré diciendo que la trama es amena, John Wayne está muy guapo, Dallas es un encanto y estoy segura de que tendría un buen puñado de hombres que se casarían con ella felices de la vida y no sólo porque «tú estás sola, y yo estoy solo» (anticlasismo lo justo, ¿verdad Ford?) y que la película, como una de indios y vaqueros, funciona bastante bien. Ala.