Rebosa profundo sentimiento y delicadeza este relato de ciencia ficción, en el que una vez más, se nos plantea el dilema de si, una I.A llegará jamás a sentir como un ser humano. Desarrollar emociones, sentimientos, empatía, y finalmente, llegar a sentir amor.

Un ser sintético, creado por el ser humano a su imagen y semejanza. Ese ser que llega a descubrir que es un creación, para que su mundo se derrumbe, puesto que había vivido y sentido como un ser humano.

Historia contada con sentimiento, reflejando las emociones que experimentan cada uno de los protagonistas. Una historia bonita, recreando las reacciones químicas que en nuestro cuerpo se producen, cuando esa sensación denominada amor, entra sin llamar en nuestra vida. Un sentimiento que lo recordarás durante toda la vida y que, difícilmente, podrás volver a sentir.

Una exquisita Léa Seydoux es la encargada de dar vida a la aún más exquisita, Zoe. Junto con Cole (Ewan McGregor) son el epicentro de esta historia, plena de sensibilidad, tacto y cariño.

Recuerda mucho a como la guapísima y exquisita Rachael (Sean Young, que nunca volvió a ser la misma, que pena), descubre un universo de sentimientos humanos junto al Blade Runner Rick Deckard (Harrison Ford).

Muy bien, me ha gustado mucho Zoe. Una película de las que de vez en cuando debiéramos de visionar. Recordar que es lo que realmente nos hace humanos, en un mundo que tiende a deshumanizarse.