Para mí, ¿Quién puede matar a un niño? de Narciso Ibáñez Serrador, es sin duda una de las joyas de la corona del cine de terror producido en España, un género que en los últimos años ha recibido una serie de títulos que han puesto dicho cine en el mapa cinematográfico internacional, gracias a nombres como Jaume Balagueró, Paco Plaza o Juan Antonio Bayona entre otros.

Sin desvelar mucho la trama, ¿Quién puede matar a un niño? narra la historia de Tom y Evelyn, dos turistas que visitan una pequeña isla en el mediterraneo, que Tom visitó cuando era más joven. A su llegada, verán que la isla está completamente desierta, únicamente habitada por niños, cuyas intenciones no están del todo claras.

Una de las premisas que más me gusta de esta película es sin duda que parte de la base de como los turistas suelen ser un blanco fácil. Sin embargo, Tom y Evelyn no son los clásicos turistas descerebrados que vemos en las películas americanas, sino que se nos presenta dos personajes fuertes, con ganas de sobrevivir ante el infierno en el que se ven sumergidos de forma accidental. En este sentido, ibáñez Serrador acierta y escapa del tópico del cine americano de los 70 y los 80 en el que un grupo de adolescentes se ven inmersos en una pesadilla y van muriendo uno a uno casi sin oponer resistencia.

¿Quién puede matar a un niño? tiene muchos elementos de los Pájaros de Hitchcock (Ese plano con todos los niños mirando a Tom, grabado desde el suelo hacía el final de la película) de La Matanza de Texas de Tobe Hoopper (Los primeros planos de Evelyn acentuando su expresión de terror) e incluso de Tarantino. En este sentido, me parece que Ibañez Serrador demuestra verdadera maestría a la hora de contar esta historia, recurriendo a planos y recursos propios del mejor cine terror y de serie B.

Una secuencia que, desde mi punto de vista, merece la pena destacar en esta película, es sin duda la secuencia inicial, en blanco y negro, donde un narrador nos va contando como las consecuencias de las guerras afectan a los niños. El recurso de congelar la imagen y hacer zoom in en los cuerpos sin vida de los niños, me parece magistral, todo ello en contraposición con la playa, un lugar donde todo lo que acabamos de ver en el noticiero, no tiene cabida. A lo largo de la película, se vuelve a reflexionar sobre el hecho de que las guerras y los conflictos internacionales afectan en primer lugar a los niños pero ¿Quién dijo que los niños no podían hacer nada al respecto?.

Uno de los grandes fallos que tiene ¿Quién puede matar a un niño? es sin duda su doblaje, fallo con el que Ibañez Serrador fue muy crítica en su día. Desgraciadamente, se optó por doblar a la pareja de extranjeros al español, pensando en que los espectadores podrían despistarse demasiado al leer los subtítulos. La consecuencia de esta mala decisión es sin duda se pierden gran parte de los momentos en los que el idioma es una barrera y aumenta la ansiedad de los protagonistas por no entender lo que les están tratando de decir.

En definitiva, ¿Quién puede matar a un niño? ofrece muchas de las claves del mejor cine de terror y resulta y gran descubrimiento para todos aquellos amantes del género. Además, esta película, por desgracia algo olvidada, ayuda a quitar el estigma que señala al cine español como un cine "pobre" o "de baja calidad".