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Voto de Anibal Ricci:
10
7,9
8.029
Drama. Comedia. Romance
Un rico aristócrata duda si abandonar a su amante para conservar el amor de su esposa, una mujer cortejada al mismo tiempo por su confidente y un famoso aviador. En el trascurso de una cacería de fin de semana en Sologne y de una fiesta, las intrigas amorosas de señores y sirvientes se mezclarán desembocando en un hecho inesperado. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una verdadera delicia. Comedia de enredos que, bajo la apariencia de una inocente farsa campestre, supone una ácida crítica a la alta burguesía parisina previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Octave (el propio Renoir), amigo del marqués Robert de la Cheyniest y de su esposa Christine, les convence de que inviten a una cacería en su casa de campo al aviador André Jurieux, quien está enamorado de Christine. La cacería supone el mayor riesgo al que se expondrá esta gente de alcurnia, que vive ajena al surgimiento del fascismo, simplemente movidos por la frivolidad expresada durante una fiesta ofrecida por el irresoluto anfitrión.
Los encuadres son magníficos, con vigorosos movimientos de cámara que nos involucran en las acciones. Luis Buñuel en «El discreto encanto de la burguesía» (1972) homenajeará al cine de Renoir en la escena de unos burgueses sentados a la mesa siendo observados por los espectadores de un teatro. La cinta de Jean Renoir constituye una sátira despiadada a la clase acomodada, a la que Buñuel añadió su visión aún más irónica.
Los encuadres son magníficos, con vigorosos movimientos de cámara que nos involucran en las acciones. Luis Buñuel en «El discreto encanto de la burguesía» (1972) homenajeará al cine de Renoir en la escena de unos burgueses sentados a la mesa siendo observados por los espectadores de un teatro. La cinta de Jean Renoir constituye una sátira despiadada a la clase acomodada, a la que Buñuel añadió su visión aún más irónica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El marqués no sabe si quiere a su mujer y decide festejar al héroe aviador, a pesar de que se trata de su rival. Muestra una absoluta permisividad ante el comportamiento de los criados, de su esposa, de su amante, y la celebración pierde el rumbo mientras él está preocupado por mostrar sus colecciones de objetos. No hay honor entre los invitados, quienes juegan a intercambiar parejas, respetando una única regla del juego: la servidumbre no debe mezclarse con la gente de alta sociedad. André (el aviador) no tiene fortuna y sólo puede ofrecer su amor a Christine. No entiende el comportamiento cambiante de su amada y caerá víctima de la imprudencia. El guardabosque da muerte al héroe por un lamentable error, solucionando de paso los problemas del marqués, quien ofrece un emotivo discurso que evidencia el cinismo reinante en los de su clase.