Excepto quizás el minuto final (demasiado tarde), poco o nada me conmueve de esta historia, de los ires y venires en pos de su hija de esta madre que interpreta con convicción esforzada esa estupenda actriz que es Patricia Lopez Arnaiz y cuyo Goya por este personaje como actriz principal me recuerda a esos penaltis que tanto se pueden pitar como si no. Quizás Candela Peña (La boda de Rosa) o Amaia Aberasturi (Akelarre) podían habérselo llevado a sus vitrinas sin que a nadie le hubiera parecido mal. Lo mismo o parecido para Jone Laspiaur cuya potente imagen como esa adolescente abertzale cuyo perfil no acaban los guionistas Sañudo y Marina Parés de perfilar no debería haber sido suficiente para dejar fuera del "cabezón" a la auténtica revelación, que a mi juicio fue Milena Smit (No matarás) o incluso Paula Usero (La boda de Rosa). En fin doctores tiene la iglesia.

Tampoco sé apreciar las virtudes formales de la narrativa visual del director debutante ni descubro la abundancia de "capas y matices" que supuestamente tiene el guion. Una adolescente desestructurada familiarmente aunque poco se nos cuenta de los porqués, parece encontrar los suyos ejerciendo la kale borroca, aunque tampoco queda muy claro si en pos de unas ideas o de un amor juvenil. Se rueda en Euskera y en tiempos de la construcción del AVE. Pues vale. 

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