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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
7
Drama. Musical Nada destinaba a Loïe Fuller, oriunda del oeste de Estados Unidos, a convertirse en un icono de la Belle Époque y mucho menos en bailarina del teatro de la Ópera de París. A pesar de sufrir dolores de espalda y de tener los ojos dañados por las luces del teatro, no dejará de perfeccionar su danza. Sin embargo, la llegada de Isadora Duncan, joven prodigiosa sedienta de éxito, precipitará su caída. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta interesante opera prima de la francesa Stéphanie di Giusto, empieza con buen pie y al mismo tiempo con polémica. Con un interés más artístico que otra cosa recupera la figura olvidada de Loïe Fuller (1862-1928) una norteamericana de Illinois que quería ser actriz y descubrió accidentalmente una forma de encauzar sus necesidades artísticas con una suerte de performance en la que la danza, el movimiento de pesadas telas sobre su cuerpo y el uso de la incipiente iluminación con proyectores eléctricos configuraba un espectáculo original, novedoso y de fuerte carga onírica y simbólica prefigurando la danza contemporánea. El París de principio de siglo era el escenario perfecto para ello aunque no le fue fácil conseguirlo.

El ritmo de la cinta es irregular y la temática enganchará más a los profesionales del medio que al público en general. Y aunque tiene momentos notables en cuanto el perfil psicológico de Fuller y la eterna duda y vulnerabilidad de todos los artistas en general es en la rememoración de sus puestas en escenas de las que no queda documento visual grabado donde la película tiene su punto fuerte, con un apreciable trabajo de Soko (Stéphani Sokolinski) peculiar actriz y cantante que tuvo que pasar por un duro entrenamiento para emular ella misma el baile de la Fuller.

La polémica viene básicamente dada por las licencias que se ha tomado la directora en la biografía de la artista al incluir el personaje masculino de Louis Dorsay que es cierto poco aporta a la narración y distrae y escamotea aspectos reales del personaje central. Otra cosa es el ataque, a mi juicio excesivamente radical del activismo lésbico, al que le hubiera gustado un mayor subrayado de la opción sexual de Fuller y su relación con su ayudante Gabrielle y por lo tanto se les hace más imperdonable el personaje ficticio masculino del cual derivan menosprecio implícito hacia las capacidades de la mujer. No creo que esto ocurra en la cinta y di Giusto justifica razonadamente en entrevistas que la opción sexual no era el centro de su interés al realizar su propuesta apelando a su derecho a la libertad como creadora.

Utiliza di Giusto a otra gran y malograda figura de la danza contemporánea, Isadora Duncan, que si bien coincidió en el tiempo y conoció el trabajo de Fuller, no me consta que llegaran a trabajar juntas. En cualquier caso le sirve a la directora para comparar los dos estilos artísticos, con sus diferencias y puntos en común, aprovechar el tirón mediatico de la Duncan y ser el reflejo de los miedos e inseguridades profesionales y afectivas de la Fuller, fueran estos reales o no.

El resultado, al menos en mi caso se sigue con interés y goza de algunos momentos brillantes.
ELZIETE
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