Ya casi resulta cansino las vueltas y revueltas de los fanes o fans, como se prefiera, comiqueros sobre la fidelidad de las películas a los cómics o tebeos, como se prefiera, con relación a las películas. Y creo que puedo opinar dado que llevan acompañándome desde que Ediciones Vértice empezó a publicarlos allá por el 69. Es lógico que desde los primeros intentos fallidos del cine a finales de los 80 y su "big-ban" de éxitos con el cambio de siglo quisiéramos ver reflejado con la máxima fidelidad aquello que nos había enganchado en las viñetas, pero el tiempo, ese gran metamorfo todo lo cambia y adapta a su conveniencia.
El propio cómic es el mejor ejemplo. Desde sus inicios setenteros a hoy los cambios y adaptaciones han sido constantes. Marvel se los ha cargado y los ha hecho renacer a conveniencia y desde el 2015 vuelve a hacer borrón y cuenta nueva. Ahora el Capitán América es afroamericano o Thor una mujer por poner ejemplos significativos. Nada es sagrado por mucho que nos duela a los incondicionales de toda la vida. A eso hay que añadirle que su adaptación al cine lleva de suyo sus propios cambios y que desde los X-Men del 2000 ya han pasado casi dos décadas que ofrecen más libertad creativa para "despegarse" de los originales. Por otro lado ya el cine partió del Universo Ultimate que nació en el 2000 y que puso al día a los superhéroes con los nuevos tiempos. Así pues y dicho todo esto no le veo demasiado sentido a ponernos puristas con las películas.

Lo que si queda claro es que Marvel ha recuperado bajo su control a uno de sus personajes más icónicos y que andaba de capa caída (aunque no la tenga) en sus últimas apariciones en pantalla y lo ha vuelto a poner en primera fila. A mi tampoco me hace gracia que el Tio Ben haya desaparecido, que la adorable tía May sea una sensual Marisa Tomey (excelente actriz por cierto), que el sentido arácnido vibre por su ausencia y que el nuevo traje del trepamuros tome excesivo protagonismo pero he disfrutado con la cinta y las más de dos horas de metraje las he saboreado como esos tebeos que devoraba de niño. Jon Watts se ha puesto en el mapa con ella arrimandola al género que le gusta que es la comedia juvenil, conectando con parte del espíritu del Peter Parker adolescente, desenfadado y de verborrea fácil original y el Ultimate en el que se encuadra. Aciertos a mi juicio como "el tipo de la silla" compensan desaciertos como el anodino Flash. Una de sus mayores virtudes es que el guión escrito a doce manos no pretende ser ambicioso y lleno de referencias (notable la del derrumbe) sino que se limita a contar bien una historia convencional de búsqueda de identidad y captura del malvado de turno. En este caso con el peso específico que le aporta el siempre notable Keaton. La acción y los efectos son "limpios", efectivos y sobre todo no acaban saturando como suele ocurrir en el género.
Para terminar un Tom Holland que da el tipo, parece estar encantado de asumir al trepamuros y nos lo transmite. Spider-Man y sus aventuras como la Tarántula de la canción no muere ni con piedra ni palo. La trilogía está servida.

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