Segunda entrega de la trilogía sobre Yusuf, nombre del protagonista, de carácter probablemente autobiográfico, que fue creada en orden cronológico decreciente, esto es, desde la madurez (Huevo), adolescencia (Leche) e infancia (Miel), estrenadas todas el pasado 2011 a raíz del Oso de oro del festival de Berlín obtenido por "Miel".

Hay que reconocerle a Kaplanoglu un estilo propio innegable, una manera de hacer cine partiendo de la extrema sencillez, (ausencia de banda sonora) tanto en la narración como en las tramas y un control absoluto del producto que nos ofrece (produce, dirige, guioniza e incluso edita). Producto que rezuma poesía, a veces excesivamente personal e intima con claves difíciles de descifrar para el espectador, con sobreabundancia de planos fijos larguísimos, casi estáticos, de una sutiliza que no siempre funciona y que pone a prueba la paciencia del espectador. La belleza de sus imágenes, a veces hipnóticas, se debe en gran medida a la gran labor de sus directores de fotografía y se le nota demasiado una búsqueda estética permanente que pone en duda en ocasiones la verosimilitud de lo que nos está contando. Ni la miel llega a endulzarme lo suficiente, ni me cuaja la leche y ya veremos el huevo. En cualquier caso en su primera hora disfrutamos de momentos de un cine de muy alta calidad.