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Voto de Strénliko:
1
Thriller. Acción Sevilla. Juan (Mario Casas) es un convicto que comienza a disfrutar de su libertad durante los fines de semana, después de pasar años en la cárcel. Tras la muerte accidental de su hija pequeña, Juan acudirá a su brutal familia, apodados Los Santos, para aclarar lo ocurrido y ejercer su propia justicia. Mientras Eli (Ruth Díaz), la agente de policía a cargo de la investigación, tratará de evitar que el dolido padre se tome la justicia ... [+]
13 de agosto de 2021
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando he visto determinadas puntuaciones altas en los comentarios publicados, necesariamente lo he relacionado con la posibilidad de que se trataran de muy buenos amigos del director, los actores o de los entes que participaron en la producción. Como ya he apuntado en el título de la crítica, se trata de un fracaso de película desde el momento en que el director decide que el pésimo sonido, en todos los sentidos, era una cuestión sin importancia, convirtiendo a "Adiós" en una ininteligible o inaudible sucesión de diálogos.Si una historia no se cuenta con la imprescindible calidad en el sonido, entonces, de partida, ya el resultado no puede ser calificado más que de muy malo. Algunas críticas han reclamado con toda justeza que debería haberse usado el recurso de los subtítulos, lo cual es bastante significativo.

A lo anterior hay que añadir que no se trata del empleo de lo que llaman acento andaluz. Hay varias modalidades acento en el habla andaluza, pero en la película lo que se oye es una forma de expresión marginal y propia de los clanes gitanos. Porque la película va de éso, de grupos de traficantes gitanos, con sus giros delincuenciales que la mayoría de los españoles no entendemos. Ni nos hace falta.

Y en cuanto a los actores, nos volvemos a encontrar con un Mario Casas que no es un prodigio en materia de dicción. Que conste que no lo considero un mal actor, pero que de vez en cuando debería acudir a un logopeda. En cualquier caso, la responsabilidad de lo que se graba es completamente del director, que es quien debe dar por buena o mala la calidad de cada sonido que emiten los encartados del reparto.

Es posible que haya alguien que apele a eso del "cine verité" para justificar que el espectador no se entere de nada de lo que sale de esas boquitas. En tal caso, esa muy cuestionable justificación también debería abarcar a la raza de los actores, porque por mucho bronceado artificial con el que se ha embadurnado a Mario Casas y los demás, lo cierto es que no dan el pego, y menos aún Natalia Molina y su aspecto de española convencional. Incluso Mona Martínez, con los ropajes típicos y el moño de las matriarcas gitanas, cuesta asimilarla al personaje que representa. Lo digo, una vez más, por su aspecto no por el papel que se le encomendó. Y eso que es de las que mejor se le entiende.

También ha salido a relucir la comparación de "Adiós" con "Grupo 7", ya que también tienen puntos comunes argumentales y localización en Sevilla. Sin embargo, el resultado fue muy distinto, a pesar de que igualmente en "Grupo 7" actuaba Mario Casas; pero el director Alberto Rodríguez estuvo en lo suyo y consiguió que al galán se le comprendiera lo que emitían sus cuerdas vocales. Sin duda alguna "Grupo 7", en todos los aspectos, es muy superior a "Adiós". Absolutamente en todo.

Además del sonido, es muy perceptible la nefasta iluminación que acompaña a la casi totalidad de las escenas. Todo es confuso, oscuro, difícil de distinguir quién es quién y donde la atropellada acción pretende disimular la falta de un guión bien estructurado. Ante esta laboriosa tarea que se impone al espectador para lograr un seguimiento de lo que aparece en pantalla, lo normal es que se caiga en el tedio y se abandone toda esperanza de recuperar un mínimo interés por la película antes de que aparezca la palabra Fin.
Strénliko
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