Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Marey:
8
Aventuras. Infantil. Fantástico Primera adaptación del gran clásico de J.M. Barrie, con una mujer, Betty Bronson, encarnando a Peter Pan, el niño que no quiso crecer. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Fue J.M. Barrie quien se inventó el personaje de Peter Pan para los hijos de Sylvia Llewellyn-Davies en 1902, luego, en 1904, lo convirtió en obra teatral producida por Charles Frohman, pero la pieza era tan cara de poner en escena, con sus juegos de luces y cuerdas y su multitud de escenarios y prodigios, que ni Barrie ni Frohman las tenían todas consigo en relación a aquella obra para adultos solo comprensible por los niños, pero, por suerte para todos nosotros, el éxito fue completo. Antes de que Walt Disney la llevara a la pantalla, “Peter Pan”, ya se había rodado para la Paramount en una producción de Jesse J. Lasky, con Herbert Brenon en la dirección y guion de Willis Goldbeck, quien cerrará su carrera nada menos que co-escribiendo “El hombre que mató a Liberty Valance” para John Ford en 1962. Incorporaron numerosos diálogos literales y la práctica totalidad de sucesos de la obra, todo lo cual proporciona a la narración una gran viveza, a todo esto se le suma una excelente escenografía, repleta de imaginación y suntuoso estilo de Art Nouveau, lleno de motivos vegetales y ornamentales, y una elegante fotografía de James Wong Howe, uno de los más grandes maestros de la luz y operadores de cámara de la historia, consiguiendo instantes de intensa emoción y efectos tan logrados como el de la misma existencia de Campanilla, conseguida miniaturizando a la actriz Virginia Browne gracias a una técnica fotográfica de exposición múltiple que la hace convivir en plano con el resto de personajes con sorprendente naturalidad.

El personaje de “Peter Pan” era interpretado tradicionalmente por una mujer, en parte debido a que las actrices menudas eran más fáciles de levantar con los antiguos arneses que simulaban el vuelo, muchas actrices se postularon para el papel, entre ellas Mary Pickford, Gloria Swanson y Lilian Gish, Barrie asistió personalmente a todas las audiciones, y se decantó por una adolescente de New Jersey con poca experiencia actoral, Betty Bronson, sus prácticas de ballet con el coreógrafo del Ballet Ruso, Michel Fokine, le ayudaron a que pareciera que realmente estaba volando, su eterna sonrisa y sus movimientos de bailarina fascinaron a Barrie y tan encantado quedó el autor con la chica que esta filmaría dos años después otra adaptación suya, “A Kiss for Cinderella”, dirigida también por Herbert Brenon, intentando prorrogar el gran éxito de “Peter Pan”, aunque sin lograrlo.

Se estrenó la Navidad de 1924, después, como si fuera uno más de los “Niños Perdidos”, despareció en su propio “País de Nunca Jamás”, Paramount, según costumbre de los estudios de la época, consideraba sus producciones fílmicas como material desechable, las películas eran tan efímeras como el periódico del día, ¿Por qué molestarse en conservar una copia? El “Museum of Modern Art” no pudo encontrar ninguna, tampoco la “Cinematheque Française”, menos aún ninguno de los rabiosos coleccionistas privados, capaces a veces de rescatar copias que otras fuentes legítimas no han podido hallar, fue durante mucho tiempo uno de los filmes perdidos más importantes de Hollywood. James Card, uno de los titanes de la preservación de películas, siempre tuvo el deseo de volver a ver su film favorito de la infancia con desesperada nostalgia, fue él quien, trabajando de joven para Kodak en Rochester, descubrió un baúl añejo con películas de nitrato en mal estado, a Card le asustaba la idea de que los ejecutivos de la Kodak declararan el material como peligroso (que ciertamente sí lo era) y lo eliminaran como basura, pero Card convenció a Kodak para que se pusiera en contacto con Iris Barry, visionaria preservadora de filmes del “Museum of Modern Art”, quien destacó la importancia de esas copias únicas, las adquirió y las salvó. A partir de una copia original de nitrato se hizo una copia restaurada y se re-estrenó la película en el Silent Film Festival de Podenone (Italia) con música de Philip Carli.

Una delicia, una película excelente para introducir a los niños en la magia del cine mudo, es todo lo que debería ser un cuento: maravilloso, encantador, hilarante, lleno de aventuras y emociones.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow