Un clásico del cine de suspense y terror con una perfecta dirección de Richard Fleischer y una magnífica interpretación de Mia Farrow como una joven ciega acosada por un psicópata. La protagonista es Sarah, una joven que se queda invidente como consecuencia de una caída de su caballo. Para ayudarla en su recuperación, es adoptada por sus tíos, que la trasladan a su casa de campo, pero durante una visita a la casa de su antiguo prometido, sus tíos y la hija de ellos son asesinados por un loco sicópata. Cuando, de manera fortuita, descubre el terrible asesinato, comenzará una dramática lucha por la supervivencia, aterrorizada en su mundo de oscuridad por un asesino impersonal y obsesivo.

Un film de suspense de primera categoría en el que a uno se le ponen los pelos de punta, una película de un grado de tensión que corta la respiración. No es el único, ni el primer film sobre ciegos, pero el guionista Brian Clemens ha elaborado el guión de forma tan original e inesperada que el film resulta sorprendente. No sé si se dará la circunstancia, pero si en algún momento os pudierais comprar una casita en el campo, después de ver está película, está claro que el lugar elegido no sería “la tranquila” campiña inglesa.

Magnífica la interpretación de Mia Farrow. La fragilidad que en la pantalla era característica de la Farrow, llevó a Fleischer a ofrecerle el papel de Sarah y realmente fue un notable acierto, gracias a la notable sensibilidad de la actriz consigue hacer creíble su indefensión como mujer ciega, sola en una mansión y a la espera del regreso del asesino, del que sólo conocemos sus botas estrelladas. Maravillosa fotografía por parte de Gerry Fisher y música soberbia de Elmer Bernstein.