Enmarcado en el universo de los X-Men, aunque sé que una es de Marvel y la otra de la Fox, no puedo evitar comparar ‘Deadpool’ con los ‘Guardianes de la Galaxia’ en el sentido de que han revitalizado de algún modo el cine de superhéroes. Y es que en ambas películas encontramos algo novedoso, algo que no nos estaban ofreciendo los Iron Man, Capitán América, Batman y cía.

Lo mejor que tiene ‘Deadpool’ es que tiene una identidad propia y que el estudio, más allá de la abominación cometida en ‘X-Men Orígenes: Lobezno’, ha decidido mantenerle el espíritu intacto. ‘Deadpool’ es un antihéroe violento y gracioso, y el que haya entrado a la sala a ver otra cosa está condenado.

Y el impacto del nuevo héroe es tan grande, que termina siendo víctima de su propio éxito. El resto de secundarios y el villano o grupo de villanos es tan pobre, conocemos tan poquito, que no enriquecen la película de ningún modo, volviendo el argumento muy plano.

Pero más allá de ese defecto, la película funciona y va como un tiro desde el minuto uno, con los originales títulos de crédito. A partir de ahí se suceden los gags, los chistes, el marcado tono salido de ‘Deadpool’ y el carisma del personaje. Incluso se toma la licencia de hacer un humor autocrítico, con comentarios sobre Ryan Reynolds o el escaso presupuesto de la cinta, que en otra época esto hubiera sido impensable.

Si, finalmente, deciden enmarcarlo dentro de las nuevas películas de X-Men, ‘Deadpool’ puede hacer tomar aire a la saga. Ya tienen al héroe, ahora les falta coger un poco más de contenido.

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