Cincuenta años después de los disturbios sucedidos en el estado de Michigan, Kathryn Bigelow (directora de ‘Zero Dark Thrity’ entre otras) con su habitual forma de narrar sucesos casi de forma documental, saca a la luz la que es una lamentable realidad americana: el racismo.

No es que su arranque fuese confuso, pero sí que es cierto que me pilló un poco a contrapié y costó entrar en la dinámica que ‘Detroit’ me estaba proponiendo, esa que te permite ver qué personajes son principales y con cuales vas empatizando a lo largo del metraje. Pero ojo, también creo que si la volviese a ver me llevaría una mejor impresión.

Me queda muy claro que, por aquel entonces, era mejor no pisar la ciudad de Detroit, donde se libraba una guerra sin cuartel entre ciudadanos de color y policía, con algunos casos llamativos de gatillo fácil.

Bigelow construye un escenario casi apocalíptico, con incendios, hurtos, asesinatos e injusticias sin par. Pero agradece (y mucho) que la acción se detenga en una sola localización, como es el Hotel Algiers. Permite al espectador situarse, gracias a una fotografía oscura e imágenes de archivo, y ser testigo de la cruel historia y de las atrocidades que allí van sucediendo. Ahí es donde el film gana enteros y la tensión va in crescendo hasta preguntarse si es que no hay nadie cuerdo en aquel lugar que ponga las cosas en su sitio.

Su alargado metraje hace que se adolezca también de este hecho. Es decir, su gran virtud es su mayor defecto puesto que al alcanzar su clímax (y mantenerlo durante una hora) cuando aún quedan otros treinta minutos, es lógico que al salir del Hotel, el film pierda tensión y permita un poco de relajación con las escenas del juicio y posterior final.

Pero el trabajo de su directora se ve completado con un reparto en estado de gracia. Aunque no cuente con actores y actrices muy conocidos (salvo el caso de Boyega) todos están a la altura, creíbles y realistas, sin que nadie desentone.

Es decir, ‘Detroit’ me ha parecido un film muy completo, mucho más que algunas de las candidatas finales a los Oscar. Está tremendamente bien actuada, dirigida y es capaz de trasladar al espectador hasta ese cruel paraje. Como cumple todos los propósitos posibles, no me queda más que recomendarla.

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