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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
8
Drama En un internado religioso de la España de la transición, regido por mano dura por el director y sobre todo por el prefecto, los alumnos se sublevan contra sus superiores. En paralelo a los acontecimientos del país, los chicos se rebelan "contra la tiranía" y demandan poder participar en la toma de decisiones. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra clave en el cine español de los años de la Transición a la democracia, "¡Arriba Hazaña!" funciona como relato en varios niveles en cuanto a significado e interpretación, pues es tanto una denuncia de la educación basada en métodos antiguos y autoritarios -con la educación de los centros religiosos en el principal punto de mira-, que se anticipa en la reivindicación de cambios profundos en la escuela española a la publicación, en 1979, del polémico "El libro rojo del cole", como una lúcida y aguda alegoría política de la Transición. La acción transcurre en un internado masculino regentado por curas, en un edificio de sólidos muros y con un gran patio interior, y da la impresión de que ese colegio no es tal sino más bien una cárcel, pues nunca veremos el mundo exterior, y además se habla de alumnos que escapan o han intentado escapar, y además las normas que la superioridad impone a los chicos son bastante rígidas.

Como alegoría política, es evidente que los curas representan al gobierno del franquismo, y los alumnos, a los ciudadanos españoles. Sin embargo, estos dos bandos enfrentados no son homogéneos, y así, vemos que el personaje de Fernán-Gómez (el prefecto) representa al ala más dura e intransigente, mientras que el inquietante director encarnado por Alterio representa al franquismo más posibilista, o con más capacidad para negociar, pero incapaz de controlar la movilización y los cambios. La diferencia que hay entre ambos personajes es más o menos la que podía haber, en el tardofranquismo, entre Carrero Blanco y Arias Navarro: Fernán-Gómez sería un trasunto del primero, y Alterio, un trasunto del segundo. El cura interpretado por Sacristán (el nuevo director), que aparece cuando los otros dos curas han quedado fuera de juego, representa el reformismo de Suárez: como éste, organiza elecciones democráticas, y los estudiantes eligen a sus representantes, esto es, los delegados.

En el bando de los estudiantes ocurre igual: no todos piensan igual, y abundan las disensiones, pero también la solidaridad, y pueden ponerse todos de acuerdo en los asuntos más importantes o en las situaciones más críticas. Evidentemente, son como la oposición política al franquismo, pues oscilan entre la reforma y la ruptura.

Con todo, no es una película perfecta: algunos actores son demasiado mayores para interpretar a alumnos de un colegio de curas, como Enrique San Francisco o Iñaki Miramón (¿serán los repetidores?), y la trama y las implicaciones de la misma merecían un mayor desarrollo del argumento y del guión, y, en fin, más metraje, pues el conflicto es planteado sin muchas explicaciones, o muchos preámbulos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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