Las pelis de episodios no suelen funcionar bien, siempre suele haber una o dos piezas buenas, que podría haber funcionado solas, rodeadas de piezas de relleno que dejan un producto final mediocre, especialmente si mezclan tonos distintos, lo que hace que la experiencia se convierta en un gazpacho indigesto. Teniendo esto en cuenta, no esperaba gran cosa de lo nuevo de los Coen. Pero si eres amante del western no se te atragantará este collage de postales sobre la dura vida del lejano Oeste desde distintos puntos de vista.

La primera historia es la que todo el mundo dice que es soberbia. A mi me parece una chorradilla simpaticona y poco más, no creo que de para mucho. Acertada la elección de Tim Blake Nelson, aquí en la piel de un extravagante pistolero de habilidades sobrenaturales, lo mejor del episodio son sus originales escenas de duelo. Poco más aporta fuera de eso. Le daría un 6.

La segunda historia casi me gusta más por lo que parece que puede ser, pero al final es un coitus interruptus porque se queda en nada, en algo anecdótico, dura muy poco y uno se queda pensando ¿esto era todo? Una pena porque esta historia de James Franco me habría gustado seguirla, saber un poco más de ese forajido sin fortuna, ver de donde viene y a donde va. Le doy un 5.

La tercera historia, protagonizada por un Liam Neeson que casi no habla, es la más siniestra y deprimente y creo que es la que mejor funciona. Aquí sí nos quedamos satisfechos con la cantidad de lo que se nos cuenta, de lo que asimilamos de sus protagonistas, ese buscavidas ambulante y su terriblemente mutilado compañero. Es un relato que además retrata bastante mejor que los demás la penuria cruel del lejano Oeste. Y me recuerda a clásicos de los años 20 y 30 como Avaricia o La parada de los monstruos. Le doy un 8.

La cuarta historia es tan agradable como vacía. Esta bonachona historia del viejo buscador de oro (interpretado por un Tom Waits irreconocible) tiene un marco bonito pero poca trascendencia. Quizá sea el episodio más hueco de todos. Tiene su momento de giro, pero al final no aporta gran cosa. Le doy un 4.

La quinta historia es la más larga, dura el doble que las demás, y también la más convencional. Es un relato folletinesco, novela rosa del Oeste, que parece sacado de un antiguo ejemplar del Selecciones de Rider's Digest. No interesa demasiado el devenir de esa solterona, interpretada por Zoe Kazan, y por eso la historia se hace la más pesada de todas. Lo peor es ese final anticlimax que no sirve para elevar el relato. Le doy un 3.

El sexto y último episodio es el más estrambótico de todos, un trayecto en diligencia donde un grupo variopinto (dos cazarrecompensas pijos, un trampero, una religiosa y un francés) realiza un simposio sobre algunos aspectos de la vida, todo ello salpicado con canciones, que no faltan en ninguno de los relatos. La atmósfera aquí lo es todo y me pregunté qué acabaría pasando en ese hotel al que llegan entre la niebla nocturna del páramo. Como presentación de personajes para una historia más larga habría sido buena, pero dejándolo ahí no aporta nada. Le doy un 3.

La media final de todos los episodios me sale a casi un 5. Pero hay algo que me hace subirle un punto más: su maravillosa fotografía. Visualmente es de nivel Oscar y esto es algo que sorprende porque hablamos de una película de plataforma streaming (Netflix), no estrenada en salas de cine. El diseño de producción y vestuario también es magnífico, lo que permite una inmersión total. Una pena que el guion no esté a la altura de las imágenes, narrativamente esperaba más de los Coen, pero como amante del western creo que esta colección de relatos se deja ver.