Este metraje va sobre como el personaje de Karen Gillan comete la mayor gilipollez posible dentro de su trama.
En el pasado tuvo un trauma con una maldición espejil que destrozó a su familia dejando en una situación de extremo peligro a ella y a su hermanito que está siendo el Nightwing de Titans.
La maravillosa idea del personaje es coger a su hermano recién salido de una encarcelación por un delito que no cometió y estar juntitos en la misma casa que se lió parda junto con el mismo espejo que ha provocado sus problemas en la vida... Vamos que es gran problema de la trama es que no tiene sentido lo que deciden hacer los personajes ni hay un lugar en que pueda encajar la trama actual de la película dentro del desarrollo vital de los mismos, esto tratan taparlo un poco contando toda la trama del pasado de forma simultánea teniendo 2 películas de terror en una... Pero con un padre de los protagonistas que actúa horriblemente mal rozando la verguenza ajena.

En lo técnico cumple, no destaca y al tenernos con la paranoia de lo que es real y lo que no, se permite montar las situaciones con tanta libertad que tal vez sean algo tramposas pero es difícil construir algo tan psicológico y de tantas dimensiones sin que parezca inventado sobre la marcha pues si no se siente así tampoco te va a sorprender.
Y si tiene un fuerte la película a parte de las interpretaciones de los dos protagonistas tanto en la versión joven como en la versión adulto, es que logra ser una película sorprendente y deja impacto con los acontecimientos.

La propuesta es muy interesante y podría haber dado muchísimo de si, pero este metraje se queda a medias ofreciendo un desenlace muy precipitado y muy poco interesante dentro de las amplias posibilidades que tiene la trama según se va desarrollando.