En esta película se nos anuncia que en algún momento tenía que llegar un cambio, pero en 2019 sigue habiendo asesinatos de policías hacia gente solo por ser de color, por lo que dudo que haya existido un cambio. La obra que nos ocupa nos plantea una reflexión un poco más sutil, pero poco porque sí que incide mucho en la gravedad de la situación.

El ritmo es irregular durante todo el metraje, tal vez tanto como la situación.
La hostilidad está perfectamente retratada en la ambientación y fotografía, la forma de grabar y los planos utilizados nos dan una sensación de encierro en una situación cargada de hostilidad. Este logra ser uno de los mayores fuertes de una película que también goza de interpretaciones creíbles, no destacan pero logran hacer funcionar al conjunto.

Tal vez le sobren un puñado de minutos de metraje, pero a los minutos que pueden estar de más se les trata de utilidad de refuerzo para el mensaje... aunque logra medio redundar en algunos momentos. La trama se sostiene, sobre todo porque se cimienta en la cruda realidad de la situación en esa época y también se sostiene sobre los cimientos de que si comparamos la situación del problema del racismo con la actual hay escasas diferencias... Por lo que, ¿realmente hemos progresado en algo en los 50 años que hay desde la época en que se ambienta a la actualidad?