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Voto de Fernando Garín:
7
Bélico. Drama En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.
12 de enero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que “1917” es un prodigio técnico apabullante. El desafío del plano secuencia en una película de dos horas queda resuelto con excelencia. Salvando la breve elipsis temporal existente en la mitad del film, el espectador sale convencido de asistir a un plano continuo. La cámara camina junto al protagonista sumergiéndote en la acción en un cine muy próximo a la realidad virtual. Los trucos que permiten cambios de plano son prácticamente imperceptibles y se resuelven con maestría.
Es un hito tecnológico que marcará un cambio de época. Para entendernos, estamos en las antípodas de “El acorazado Potemkin” (1925). Para rodar su epopeya revolucionaria, Eisenstein utilizó 1.290 planos con únicamente tres movimientos de cámara (2 travelllings y una panorámica). El movimiento se creó a partir de un montaje preciso, casi matemático. Mendes experimenta con una filosofía opuesta de la estética del cine.
Sublime la parte correspondiente a la ciudad en llamas, infierno fantasmal producto de una guerra dantesca. Es una ópera apocalíptica donde seguimos al cabo Schofield con la acción de un videojuego y el expresionismo artístico de las sombras más oscuras.
Sin embargo, se puede confirmar que este tipo de cine conlleva servidumbres inevitables. En “1917” se traducen en una pérdida de poder dramático y una devaluación del trabajo actoral. Su punto débil es que está apoyada en un mediocre guion y su historia discurre por el interior de la trinchera. Demasiado previsible y concebida para convertirse en un producto complaciente, le falta salir a campo abierto y aceptar más riesgos. Está protegida por un despliegue técnico arrollador y su historia no trasciende ni aporta nada nuevo al relato bélico.
Su magnífica factura le permitirá arrollar en las nominaciones a los Oscar. Quizás se alce con la victoria final. Pero no debería ser la mejor película del año. Maravillará a los que se dejen encandilar por el magnífico espectáculo visual que ofrece la gran pantalla, pero puede decepcionar a los que buscan una historia que navegue desde los ojos a lo más profundo del corazón.
Fernando Garín (IG: fernandogarin_)
Fernando Garín
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