Rodada en blanco y negro (que para los años 60 era toda una declaración de intenciones), la trama del film está construida sobre un larguísimo "flashback", en el que el viejo Senador Ramson Stoddard (James Stewart) y su mujer Hallie (Vera Miles), recuerdan los hechos que giran alrededor del título del film. Ford nos sitúa en un pueblo "tipo" del oeste, como contexto del retrato de tres personajes que prácticamente son arquetipos.

Por un lado tenemos a Tom Doniphon (John Wayne), un hombre honrado y valiente. Frente a él, Liberty Valance (Lee Marvin), el típico "malo" del oeste. Durante mucho tiempo, hemos asistido al enfrentamiento entre los Doniphon y los Valance en muchos films, aunque ahora, lo único que le importa a Doniphon es acabar la casa que está construyendo para casarse con la chica de la película, Hallie (Vera Miles). Pero, lo que podía ser el final de cientos de films del género, aquí es el principio. En medio de este contexto, aparece un joven abogado, Stoddard procedente del este, y armado de un libro en lugar de un revólver. Stoddar es el representante de los nuevos tiempos.

En este sentido, queda claro que aunque Ford constata el fin de una época, su sentimiento se alinea claramente con la que está a punto de extinguirse. Tal vez Stoddard haya acabado como senador, pero su carrera se ha cimentado, no mediante los libros de leyes, sino por el uso de los medios que había aborrecido desde el principio: el revolver (y además solo él, su mujer y Doniphon saben la verdad), y además tendrá que vivir con ello. Es decir, para Ford, la llegada de los nuevos tiempos está asociada a la hipocresía, la falsedad, etc. Además es significativo constatar las escasísimas escenas rodadas al aire libre. Los espacios abiertos, característicos del western clásico, son sustituidos por espacios más reducidos e incluso claustrofóbico, otra connotación negativa del cambio de los tiempos. Pese a que trabaja con arquetipos de base, la construcción de los personajes es excelente, favorecida por el reparto.

Sería muy complicado elegir entre Lee Marvin, John Wayne y James Stewart, ya que los tres están colosales. Junto a ellos, Vera Miles cumple también su papel y ello sin olvidar diversos personajes secundarios característicos del universo fordiano, interpretados por Woody Strode y Edmon O’Brien. Sin lugar a dudas el film es una bella elegía sobre el fin de un tiempo, sustituido por otro no necesariamente mejor, asociado al progreso. Ford sabe enfocar estos hechos con una mirada llena de lirismo y romanticismo, que humaniza a cuantos personajes pueblan su universo.

Pero al mismo tiempo, Ford nos habla también de cómo se construye el mito, el cual no es más que una deformación de la realidad, y una vez construido, ya no nos importa si tuvo o no tuvo una base real, base fundamental no sólo de la historia reciente de un país jóven, sino de un género cinematográfico que llegó a los años 60 agotado y totalmente exprimido.