Si nombráramos parejas cinematográficas de cine, seguramente la pareja Errol Flynn y Olivia de Hallivand no sería una de las primeras, y ello a pesar de haber coincidido más de siete veces juntos. Si tuviésemos que convertir esta pareja en trío, el
nombre más apropiado sería, sin duda Michael Curtiz que dirigió a ambos (juntos o por separado) en diversas ocasiones, prácticamente siempre en films de aventuras. Seguramente deben ser cosas de los "estandards" de Hollywood. En esta ocasión la trama se sitúa en los años previos a la Guerra Civil norteamericana.

El realizador se aprovecha de este hecho conocido por todos (sobretodo por el público norteamericano), establecer un especie de mezcla entre el western y film de aventuras, sirviéndose de las tensiones entre sudistas y nordistas en un grupo de militares de West Point. Con personajes históricos entre los secundarios (apellidos como Lee, Sheridan o Custer son bien reconocibles entre los espectadores), el foco se centra en la verdadera estrella del film, Errol Flynn que interpreta a uno de estos militares ( J.E.B. Stuart), que son enviados a Fort Leavensworth a templar sus ánimos. Llegarán justo para enfrentarse al líder abolicionista y fanático John Brown (Raymond Massey).

El film funciona gracias a la presencia de un pletórico y carismático Errol Flynn, una trama de acción en la que el romance (con el personaje de Olivia de Hallivand) se encaja de la forma más suave y natural posible, una malo perverso y cercano a la locura, más el adecuado uso del tema del abolicionismo como fuente interna que separa a unos hombres que pese a sus diferencias deben acatar las órdenes y el sentido del deber que se les supone a unos militares. Está claro que los guionistas de los año 40 sabían como contar historias interesantes (aunque fuera a costa de deformar los hechos históricos), y los directores como Curtiz plasmarla con buen pulso, manteniendo el sentido del espectáculo sin perder de vista a la estrella del film.

A pesar de ello el film se sabe rodear de buenos secundarios (Raymond Massey,Van Heflin, Ward Bond, incluso el que varios años después sería presidente de los USA Ronald Reegan), que saben complementar esa dobe tensión que quiere mostrar el director: la más directa, la externa, del enfrentamiento contra Brown, y la interna, entre los propios militares con los que prefigura y mantiene presente en todo momento la sombra de la futura guerra civil. Por ello Curtiz deja en el final una sensación un tanto extraña, sombría, puesto que todos sabemos que esos jóvenes y prometedores militares que son amigos, acabará enfrentados entre ellos pese a su amistad. Y es que las convicciones son mucho más fuertes que los lazos de amistad.