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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
8
Cine negro. Intriga. Drama Un escritor intenta demostrar la deficiencia de las leyes y la ineficacia de la policía, colocando falsas pruebas contra sí mismo en un caso de asesinato. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película de Fritz Lang en suelo americano. La verdad es que hay que decir que se marchó volcando todo su pesimismo sobre un film que reúne buena parte de las constantes de su filmografía en su etapa norteamericana: la justicia y la maldad humana. El film gira alrededor del asesinato de una bailarina, que quiere ser utilizado por parte del director de un periódico, Austin Spencer (Sidney Blackmer) como un alegato contra la pena de muerte, demostrando al procurador Thompson (Philip Borneuf), lo fácil que puede ser enviar a alguien al patíbulo. Para ello se valdrá de la ayuda de su futuro yerno, Tom Garrett (Dana Andrews).

Nuevamente, Lang se sirve de un hecho trágico, un asesinato, para mostrarnos las miserias humanas. En realidad, lo sucedido a la asesinada no le importa a nadie. Ni a las fuerzas del orden encabezadas por Thompson, que se sirve de este tipo de condenas como trampolín, ni al propio Spencer, que sólo quiere demostrar que tiene razón. Es más, incluso en las indagaciones, se observa que ni sus propias compañeras están excesivamente afectadas por lo sucedido.
Por otro lado, el realizador vuelca sus obsesiones particulares sobre la justicia, aunque más bien de lo que trata es sus mecanismos, de forma que, lo que en un principio parece un alegato contra la pena de muerte, se convierte más bien en una especie de caja de Pandora, con giro de tuerca final que lo que viene a mostrar es el tremendo pesimismo de Lang sobre la raza humana. Tan es así que no hay en el relato ningún personaje realmente positivo que permita al espectador identificarse con él. Y menos con un final tan negro, tan alejado del "happy end" habitual en Hollywood, sin permitir ningún asidero.

Con pautas muy cercanas al cine negro de série B, Lang mantiene una trama detectivesca que en algún momento parece remitirnos al falso culpable de Hitchcock, pero el realizador alemán se sitúa en un plano y con unos objetivos bien diferentes al del británico. La intriga para Lang es el mecanismo para el espectador siga atentamente una historia que discurre entre una investigación, realizada por Garrett, y el posterior juicio. Pero lo que le interesa en realidad al realizador después de captar el interés del espectador, es llevarlo a su terreno y destapar el artificio con un último y elegante golpe de gracia con el que consigue volcar su pesimismo. No solo en la idea de la justicia, sino en la humanidad en general.

Pese a que apenas hay actores conocidos, excepto Andrews y Joan Fontaine, todos cumplen con eficacia el papel, perfectamente sujetos a un excelente guión. Lang conocía su oficio como pocos, y esto es palpable en cada una de sus películas.
manulynk
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