Hace unos años, una estupenda película como era “Heat”, nos la vendieron (falsamente) como el encuentro entre dos gigantes de la interpretación como eran Al Pacino y Robert De Niro. A pesar que dicho encuentro se limitaba a un enfrentamiento plano/contraplano, sin llegar a compartir nunca el mismo plano, el film contenía muchos otros alicientes para su disfrute. Ahora, Jon Avnet, incide sobre el mismo reclamo, esta vez real (ambos actores comparten prácticamente todos los planos en los que aparecen). Sin embargo, a pesar de revestirlo como un “thriller” oscuro en el que, ambos protagonistas interpretan a dos veteranos detectives que van detrás de una especie de justiciero, que se dedica a eliminar a conocidos maleantes.
Y para colmo parece ser que todo apunta a un policía. Avnet, reviste toda la historia
de “thriller” psicológico confiando sobretodo en el carisma de los dos protagonistas, los cuales se mueven en el film con solvencia, e incluso en ocasiones con desgana. Sin embargo, el director olvida dotar al conjunto de mayor profundidad, dando la sensación de ser un film incompleto, con un guión al que le faltan múltiples puntos por desarrollar, como si la mera presencia de los dos protagonistas bastara para que se articulara entorno a ellos una historia coherente.

A pesar que de lo mucho que promete, no sólo por la presencia de los citados actores, sino porque el tema que trata, la película se va diluyendo, poco a poco, sin tener claros sus objetivos finales, y con una mayor preocupación en medir las aparaciones de las estrellas de rigor para que cada uno tenga una cuota de pantalla equitativa, que no de construir una historia séria y compacta. De forma que el tan cacareado duelo entre los dos gigantes queda en lo que se podría denominar un “partido de costillada” en el que ambos se limitan a aparecer todo lo que pueden (que es mucho), sin apenas dar cancha a secundarios más sólidos como John Leguizamo o Carla Gugino.