Una de aventuras coloniales de la vieja época. Y una de las más emblemáticas.
Vale, vamos a empezar diciendo lo que tenían de malo estas películas.
Hechas con la pasta de los imperialistas yankis, poco podemos esperar más que una visión completamente sesgada de los acontecimientos, donde todos los nativos ( daba igual que la peli estuviese ambientada en China, África, India o el Polo Norte), eran poco menos que niños de teta, a los que sus paternalistas " amigos" americanos, educaban, alimentaban, protegían y cuidaban como si fueran sus hijos, los cuales siempre mostraban la deferencia y sumiso agradecimiento que su raza " inferior" imponía.
Y, naturalmente, siempre había hordas de " rebeldes" que no comprendían que los yanquis habían ido a su país a enseñarles el buen camino sin pedir nada a cambio.
Estos rebeldes, siempre eran terribles fanáticos, poco menos que bárbaros, capaces de las más atroces torturas y brutalidades.
Por lo tanto al acercarnos a estas películas, tenemos que obviar muchas cosas ( al igual que ahora tenemos que obviar otras, no se crean), pero si están dispuestos a ello, creo que se van a encontrar con un film altamente gratificante.
El ejército americano abandona Filipinas, a principios del siglo XX.
Tan sólo, deja un pequeño destacamento con unos pocos oficiales, con el objetivo de instruir a los nativos en las artes de la guerra.
Los rebeldes, que son de religión musulmana, aprovecharán esta circunstancia para atacarles.
Con un Gary Cooper magnífico, como siempre, en el papel de médico del ejército. David Niven, Broderick Crawford y comandados por Reginald Owen, tendrán que hacer frente a los, no pocos problemas, que les causarán los sublevados.
Pues ahora, lo bueno.
Esta cinta está dirigida por el maestro Hathaway. Un ninguneado director, de los considerados " artesanos", a quien los niños de ayer debemos no pocos goces y alegrías.
Dominador de toda clase de géneros, tiene títulos encomiables en todos ellos, el cine negro, aventuras, westerns..., Tenía un sentido del ritmo, la acción y manejo de la tensión asombroso y una precisión y economía narrativa muy singulares.
En esta peli hay sitio para todo. Y todo lo cuenta bien. Es increíble la cantidad de cosas que pasan en esta película en tan sólo, 96 minutos.
Hay sitio para el romance, la insubordinación, la traición, las epidemias, las trampas, la incompetencia, el heroísmo, la lealtad, la camaradería, la superación, la cobardía, las estrategias de lucha, las batallas...Y todo, está maravillosamente bien narrado, limpio y claro. Ya me gustaría a mí que los directores actuales del género, que necesitan el doble de metraje para contar la mitad, tuvieran esta límpidez en las formas y este saber hacer.
Y antes he hablado de que en estas películas, los nativos eran tratados como idiotas.
Me voy a desdecir un poco.
En esta película, los rebeldes, a pesar de que son mostrados como fanáticos bárbaros, hay que reconocer que, en aras de la emoción de la película, demuestran ser unos hábiles estrategas, bastante más listos que los americanos en realidad.
Si no ganan, es porque el guion no lo permite, lógicamente, pero no porque sus habilidades tácticas, vistas durante toda la película, indiquen lo contrario, mientras que los americanos durante todo el film, cometen muchos errores y demuestran ser bastante ineficaces..
Así que, en esta ocasión, en realidad los vencedores son ellos.
AH! Y DEJEN YA DE DESPRECIAR A ESTE DIRECTOR.
Todo el cine de aventuras que se ha hecho posteriormente, le debe muchísimo a este hombre.
Que manía de hablar con condescendencia de los de antes y luego les estamos todo el rato copiando. Ya está bien.