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Voto de Chris Jiménez:
7
Bélico. Acción Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el avance de las tropas estadounidenses en la campaña del Pacífico se ve seriamente obstaculizado por la capacidad de los servicios de inteligencia japoneses para descifrar los mensajes militares. A finales de 1942, son entrenados varios centenares de indios navajos para emplear un código secreto basado en su lengua materna, el único que no pudo ser descifrado por los japoneses. Los ... [+]
21 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unas palabras ininteligibles cruzan el viento entre pedazos de marines norteamericanos y el fuego constante de artillería y los obuses de los M4 japoneses, que destrozan las costas de las playas de Saipán.
Pero el infierno del 15 de Junio también lució el color rojo de la piel de ciertos hombres que se lanzaron a luchar por su país...

El sr. John Woo sintió que tenía una especie de deuda con el país del cual ya se había convertido en ciudadano, o más bien dicho país con una parte de sus habitantes, y esos eran los nativos americanos; así, con un guión que cambió bastante su enfoque desde que fuera escrito y con la total libertad que le da MGM (¿sabían a qué se exponían?), nos cuenta, por primera vez en el cine, un hecho tan desconocido para muchos como la participación de dichos nativos en la 2.ª Guerra Mundial...más bien el uso que les quiso dar el ejército al servirse de sus lenguas en calidad de códigos que el enemigo japonés sería incapaz de descifrar.
Aunque, y es lo más curioso, ya se empleaban estas artimañas en la 1.ª Guerra, y no sólo con el idioma de los indios navajo; aquí se reivindica el papel que los denominados "code talkers" tuvieron en importantes operaciones como la "Foreger" descrita, que se basaba en la invasión estratégica de las Islas Marianas, empezando por la de Saipán, extendiéndose casi un mes desde el 15 de Junio; la fascinación del terreno americano por el director marca unos primeros minutos por encima de Monument Valley y la aproximación a las familias navajo...pero ésta se corta de repente con el asalto de las balas, las explosiones, la sangre y la pólvora del campo de batalla.

Este es su distintivo en "Windtalkers". Casi no se acoge al "slow motion", y nos mete de cabeza con una cámara nerviosa en lo que debe ser el corazón de una batalla cara a cara, sin concesiones a la sensibilidad. Aquí ya se nos proponen dos historias paralelas que no tardan en cruzarse: la del sargento Enders, superviviente de las heridas físicas y emocionales que le ha dejado una contienda anterior, y la del navajo Yahzee, listo para servir como "code talker". Nicolas Cage, pese a lo que muchos refunfuñan, resulta más creíble aquí que en el 80% de papeles que ha interpretado en toda su carrera; es su química con Adam Beach lo que ya no es tan creíble (y aun así ambos actores están muy correctos).
Tiene que haber, obviamente, momentos y comportamientos cliché, como la repulsión de los soldados paletos con los nativos (las tornas cambiarán, también obviamente, en el campo de batalla), al tiempo que Woo no puede evitar, y no se lo reprocho, sus habituales relaciones de amistad más allá del deber y la situación de los hombres, dejando espacio, entre combates que quitan el aliento con su espectacular uso de la pirotecnia y una violencia dura y realista (al nivel de los filmados en "Salvar al Soldado Ryan"), para la introspección psicológica de personajes y la tensión dramática.

En este sentido Enders y su trágico trauma es a lo que más atención le presta, e insisto, a los venenosos detractores, en que Cage (para ser él) realiza muy bien su papel de soldado torturado y perseguido por los fantasmas de los hombres que murieron por culpa suya. El desarrollo de Yahzee parece algo menor o demasiado apegado al cliché: el soldado idealista que va poco a poco desensibilizándose en el conflicto; Woo no cruza la línea de la deshumanización y la amistad sigue permaneciendo ante todo. Así que, contra los deseos de los guionistas John Rice y Joe Batteer, el tema de los nativos en la guerra se queda un poco de fondo.
También de regreso junto a él, Christian Slater, y su protegido, el artista Roger Willie, no salen de esa relación estereotipada, mucho más agradable que la de Cage y Beach, pero que de todos modos sirve para apreciar esa integración en las filas norteamericanas. Narrativamente hablando el director debería haber equilibrado mejor las premisas y las tramas a lo largo de la película, o tal vez ocuparse sólo de una, porque es difícil saber en qué deberíamos concentrarnos; por otro lado el rol de los enemigos no varía absolutamente nada ni a aquél le interesa hacerlo.

Si uno de los mejores detalles del cine bélico tras las décadas de la propaganda es el de aproximarse a los soldados de uno y otro bando y desmitificar el punto de vista unidimensional de la batalla, en "Windtalkers" los que esperen un mínimo de atención sobre los japoneses se darán de bruces contra la metralla. Ya dijo Woo en entrevistas que no quería darles un papel más allá de lo que vemos; esos que combaten a los aliados son como un solo enemigo dividido en muchos cuerpos, algo impersonal.
Destaca que durante el asalto al pueblo los norteamericanos se toman un instante para intimar con los nativos, mientras que sus compatriotas entran llevándose por delante todo lo que hay (que nadie se extrañe, a ellos les importaba poco derribar a los suyos y a sí mismos con tal de masacrar a los enemigos). Se entiende la queja de muchos y puede que aflore un rancio sentimiento propagandístico, pero no habría sido viable tratar también a los japoneses en un guión saturado de temas y puntos de vista; el nativo americano es el personaje que ocupa el protagonismo aquí, y fueron los americanos quienes ganaron en la batalla de Saipán, dejando un reguero de 30.000 militares y otros cuantos civiles...

Y en lo referente a acción bélica, Woo es un realizador consumado y nos da la que puede y más, aunque se le vaya la mano a veces con la pirotecnia y el artificio surrealista (Cage es una mezcla de James Braddock y John Rambo que aguanta hasta el final).
No obstante, a pesar de los grandes gastos de MGM y los retrasos en el rodaje por el pésimo temporal que soportó el equipo, no me creo el tremendo fracaso de taquilla del film...y menos cuando un año antes Michael Bay arrasaba con "Pearl Harbor". Por favor, consejo de guerra (y posible fusilamiento) para quienes dieron una buena calificación a aquella basura y no a "Windtalkers".
Chris Jiménez
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