Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
7
Intriga. Thriller. Drama Tom Welles es un detective privado que se mantiene dignamente ocupándose de resolver casos sencillos e irrelevantes. Pero, de repente, su vida cambia radicalmente cuando, durante la investigación de un caso en el que ha sido contratado por una rica viuda, queda atrapado dentro de un sórdido mundo de espeluznantes 'snuff-movies', películas en las que se filman torturas y asesinatos reales. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque hoy día su nombre incite a la ignorancia salvo en los que somos cinéfilos empedernidos, el público y la misma industria deben bastante al natural de Pennsylvania Andrew Kevin Walker.

Un hombre que trabajó durante mucho tiempo y con mucho esfuerzo para que su ambicioso guión acabase convertido en manos de David Fincher en uno de los "thrillers" más rompedores que alumbraron los '90, posicionándose en la cúspide de ese suspense habitado por asesinos en serie, que tan lucrativo fue en aquellos años, junto a su coetánea más aventajada "El Silencio de los Corderos"; muchos se atrevieron a inmiscuirse en este cine, que nos descubría propuestas tan interesantes como insípidas año tras año.
Antes de acabar la década el sr. Walker volvería a la carga con una historia que hundía sus raíces en la leyenda urbana más popular amén de truculenta del mundo de la pornografía: la de las "snuff movies", un tema de lo más controvertido con el que ya se atrevieron Paul Schrader en "Hardcore" y Alejandro Amenábar en la brillante "Tesis". Este guión, llamado "Sexy World", lo tomaría un Joel Schumacher que intentaba salir a toda costa del patinazo y posterior cabezazo que le causó su segundo film sobre las aventuras de Batman. Ciertamente ese cambio de aires que iba buscando es apreciable desde los primeros minutos con los que empieza la película.

Los títulos de crédito se inician con una cámara que nos transporta inmediatamente a la ficción. Tras esto, de una manera concisa y precisa, conocemos a Tom Welles, un sagaz detective acostumbrado a moverse por los ambientes más sórdidos de la sociedad, arriesgada profesión que mantiene al margen de la vida privada, causa de la desconfianza de su esposa Amy. La trama arranca de una forma tan brusca como el tajo provocado sobre una joven asustada y protagonista de una sesión masoquista filmada a la que asistimos en secreto junto a Tom; todo apunta a un auténtico "snuff" en posesión de un poderoso hombre de negocios recién fallecido (la clase alta de nuevo escondiendo turbios secretos y aficiones).
La misión del detective sirve para que el espectador despeje una duda: ¿la chica murió de verdad? Así, Schumacher nos introduce entre los pliegues de un entorno enfermizo y desquiciado, siguiendo al protagonista a cada paso que da, sin tardar en ponernos en su piel y descubrir, e impregnarnos junto a él con los repugnantes aromas de un submundo situado tras esa línea donde ni la moral, ni la razón, ni la conciencia tienen cabida y en el cual Tom se sumerge con la ayuda de Max, un joven dependiente de un videoclub para adultos.

Esto provoca una quiebra en la credibilidad de la película, ya que muy poco casual parece ser este provechoso encuentro además de muy necesario para el investigador, que de repente se encuentra formando pareja a lo Holmes y Watson con un verdadero experto en materia de lo pornográfico, todo ello mientras ve reforzada su relación en la distancia con una Mary Ann de la que cada vez dudamos más de su existencia aun latiendo la esperanza en el corazón de las únicas dos mujeres preocupadas por ella: su madre Janet y la viuda sra. Christian. Por cortesía de Walker, una desmitificación de lo más ácida de ese Hollywood luminoso y cuajado de estrellas al que nos hemos acostumbrado.
Un Hollywood de inmundicia que el cineasta filma a ras de acera con el objetivo de hacer brotar a la superficie sus más oscuros y peversos secretos, soterrados bajo sus carteles y luces de neón; esto es, su parafernalia más irreal. Ante todo esa es la intención de Walker y Schumacher, convertir en protagonistas a personajes víctimas de su ingenuidad y cuyos sueños se han despedazado por el mundo que les rodea (así, los jóvenes músicos terminan como amargados dependientes en sitios asquerosos y las estrellas de cine chicas embaucadas en el negocio del porno y asesinadas en "snuffs").

Al avanzar la intriga, bien urdida por el guionista, la cual bebe del espíritu de Friedkin y Schrader y de "thrillers" anteriores, nada alejados del género en el que se enmarca el film, como "A la Caza", "En la Cuerda Floja" o "Hardcore" (su más directo antecesor), más enrarecido y asfixiante se vuelve el ambiente, y a veces tan hiriente que puede rasgar la sensibilidad de los más timoratos. A nuestros ojos Tom no deja de ser una versión moderna de los protagonistas de "Terciopelo Azul" y "La Ventana Indiscreta", y, como ellos, acaba por pasar al otro lado de la "realidad" abandonando su condición de espectador para situarse físicamente en la escena.
En él crece una obsesión, que es a su vez la que alimenta su fuerza y debilita su espíritu: la de encontrar a Mary Ann y vengar su muerte mientras intenta comprender en vano las razones de tan repulsivos individuos para cometer semejante crimen; la respuesta llega no de un origen inconfesable, sino de uno inexistente (sirvan las palabras de George: "¡las cosas que hago las hago porque me gustan!"). En el plantel, un Nicolas Cage a veces muy histriónico (como de costumbre) sorprende sin embargo en una visceral y sentida actuación al lado de un carismático Joaquin Phoenix, unos detestables pero soberbios James Gandolfini y Peter Stormare (impagable de Dino Velvet) y la muy correcta Catherine Keener.

Joel Schumacher se atreve con un "thriller" realmente sombrío y de atmósferas desconcertantes, realzadas por la fotografía de Robert Elswit y la música de Mychael Danna, y eso se agredece, aunque varios traspiés le impiden llegar a mejor categoría (como lo precipitado del metraje a partir del clímax o el empeño del director por suavizar el guión, lo que le llevó a una gran disputa con Walker).
No alcanzará los aterradores trazos de "Seven" y "Hardcore", pero "Asesinato en 8 mm." eriza el vello no pocas veces con su perturbadora propuesta al tiempo que su intriga logra absorber fácilmente al espectador. Sería interesante ver el resultado en manos de alguien más adecuado para el género...
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow