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Voto de Chris Jiménez:
8
Cine negro Un hombre honrado es arrastrado al sórdido mundo de la corrupción por el influjo de una "femme-fatale" tan bella como peligrosa. Gran obra de Siodmak dentro del género del cine negro. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2018
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Se llama Anna, y es la maestra de ceremonias en la existencia de Steve, que arranca de nuestras entrañas ese reflejo suyo que odiamos mostrar.
Sólo los que hemos pasado por algo así comprendemos su cara de imbécil cuando está deambulando en la estación y se cruza con aquélla de nuevo...

La mía no se llamaba Anna, pero sé lo que es una adicción con forma de mujer, o para el universo del "noir", una fatalidad. "Noir" en su más pura forma, eso es "Criss Cross", desde que empieza, desde el inmenso plano aéreo de una ciudad enorme, Los Angeles, otro símbolo del género, cuyo entorno se erige como ese impulsor de la desgracia de las personas, a la vez prisión de la que jamás se puede escapar; y cuando les vemos a ellos, a Burt Lancaster y la Margaret Yvonne Middleton que todos conocemos como Yvonne DeCarlo, parece que lo hagamos cuales "voyeurs", espiando un romance furtivo, clandestino.
Ese abrazo entre autos y sombras no presagia nada bueno. Es curioso este movimiento que lleva a cabo el hábil Daniel Fuchs, genio guionista del cine negro y el drama, trasladando la acción a Los Angeles desde la Baltimore original de la novela de Don Tracy, publicada a comienzos de 1.934, un escenario evidentemente demacrado por la Depresión, y donde familias trabajadoras en su peor momento convivían con delincuentes y otras miserias sociales...y entre ellos estaba Anna y Benjamin, o Johnny, como todos le llaman. Pero Fuchs retocó la historia por su similitud con el film anterior de Robert Siodmak y Lancaster, "The Killers", a su vez imaginación del relato corto de Hemingway.

Porque en el "Criss Cross" de Tracy, Johnny no es el Lancaster de esta versión cinematográfica que por poco se va al traste cuando murió el productor Mark Hellinger, Johnny fue boxeador (igual al Ole Anderson que el actor había interpretado en "The Killers"), tenía cicatrices y un carácter misógino e irritante, acorde con la prosa, a veces redundante, a veces brusca, del escritor; Lancaster, con esa carita de inocente que no ha roto un plato en su vida, embellece al personaje. Y en su vida nos vamos a introducir tras habernos absorbido el director durante un cuarto de hora en esos cuentos "noir" que tanto nos gustan, con sus callejones, pubs, matones, damas fatales e idiotas que creen saberlo todo sobre lo más bajo de la condición humana.
Richard Fleischer nos entregaría al año siguiente "Atraco al Furgón Blindado", que se iniciaba con el robo; aquí también, el ritmo es veloz, crudo, pero la cámara realiza un suave travelling hacia Steve y escuchamos su voz. Maniobra inteligente la de Fuchs y Siodmak, que dejan a un lado la acción e introspeccionan en el pasado y las emociones del personaje, y reconstruyen su experiencia para comprender su caída libre hacia la inmoralidad y el lado más ruin de la sociedad. Pero la configuración es menos interesante que en "The Killers" aunque siempre se remita a ella.

En lugar del boxeador que ha sido traicionado y acepta su muerte solitaria sin reparos tenemos a un joven que alberga un mínimo de esperanza pero se entrega, como nos irá insistiendo una y otra vez, a los giros del terrible destino, aguardándole la misma suerte que al primero: la imposible salida. Pero la postura de Steve irrita como su análogo Johnny de la novela, pues no, no es el destino ni la fatalidad ni ninguna de esas tonterías...es él mismo, siempre fue él, en su inconsciente, en su fuero interno, deseando seguir la sombra de una mujer que ya se había ido años antes. Él la va buscando, él la sigue, en su fantasía, hasta que aparece ante sus ojos.
En este caso la figura de De Carlo sí es más interesante que la de Ava Gardner, si bien ambas son dos ambiciosas que responden al arquetipo de "la chica sexy del gángster a la que ni hay que mirar". Anderson ya tenía a Lilly y la abandonaba por la glamurosa "Kitty", pero Anna es una obsesión, que acecha a Steve desde el pasado, y ella jamás aparece en pantalla (detalle a tener en cuenta) si no es bajo su mirada; él la imagina, la conjura y consigue que se persone en carne y hueso en la escena. Tal vez nunca estuvo allí y todo sucede en su mente, pero según su punto de vista (el relato, al fin y al cabo, lo cuenta él) es real, y le lleva al camino de la perdición.

En esta degeneración participan un policía y viejo amigo (Pete Ramírez, versión del Lubinsky de "The Killers") y el gángster, haciendo el gran Dan Duryea, habitual en su registro de villano, de sustituto del Colfax que encarnara Albert Dekker; es su participación lo que torna el melodrama de la 1.ª parte en "thriller" de pura tensión, con el robo a uno de los coches blindados de la compañía donde trabaja Steve como pilar de la trama, la acción y la fatalidad. Siodmak, y gracias al operador Franz Planer, modela las atmósferas con su destreza habitual, nos absorbe en ambientes mugrientos, apartados, en cuyos rincones germinan odios y desconfianza.
Un paseo por los pasadizos oscuros del "pulp noir" para regresar del "flashback" narrado y explotarnos en la cara un momento legendario del género (y de la Historia del cine si me apuran): el asalto al vehículo en plena calle y entre nubes de humo que dejan al espectador en la misma posición que lleva ocupando el protagonista desde el principio, la de un ciego incapaz de ver más allá de su nariz. A partir de aquí se refuerzan la traición, el nihilismo y el perpetuo acoso de la incertidumbre (Siodmak maneja las secuencias en el hospital de manera impecable; los claroscuros de la habitación de Steve no dejan de anunciar la presencia de la Muerte...).

Al final, como ya sabíamos, gana la parábola del destino, pero por culpa siempre del protagonista, que se lo va buscando. Igual nos sucedería a nosotros ante la hipnótica mirada, las curvas, la actitud de mala víbora que posee Anna.
El film es en su momento un éxito irregular, surgen muchas comparaciones con "The Killers", pero el tiempo la ha situado entre las más representativas obras del género, como bien se merece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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