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Voto de Chris Jiménez:
8
Western. Drama Nacido en una granja de Iowa, Wyatt Earp (Kevin Costner) huye de su hogar, en plena Guerra Civil (1861-1865), para alistarse en el ejército de la Unión, pero su padre (Hackman) lo obliga a volver a casa porque es todavía demasiado joven. Decide entonces estudiar leyes y casarse con Urilla Sutherland (Annabeth Gish), que muere de fiebre tifoidea antes de que puedan tener hijos. Completamente abatido, Earp se da a la bebida y se dedica a ... [+]
23 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las leyendas no nacen, se forjan, y quienes lo hacen son los hombres mediante la palabra, y hay que saber que las palabras de los hombres a veces pueden confundirse, a veces suelen tergiversar ciertas cosas, embellecer la realidad o glorificarla para su beneficio.
Y uno de los nombres más familiarizados con este tema es el de Wyatt Berry Stapp Earp.

Usando el "western" de referencia, en "Sin Perdón" el personaje de "Little" Bill hacía trizas la inmensa reputación que el biógrafo de Bob le había proporcionado a éste de una manera maliciosa; la jugada de Eastwood en cuanto a desnudar a los héroes del salvaje Oeste es simplemente genial: la desmitificación de las leyendas para dejar al descubierto una decepcionante realidad. El sr. Kevin Costner realizó el proceso diametralmente opuesto en su versión de las hazañas de Earp cuando decidió, así por las buenas, oponerse a la de Kevin Jarre mientras se ideaba "Tombstone".
En el guión aparecía el mítico duelo en el OK Corral, pero en la industria del cine también hay duelos igual de míticos que los de antaño, y hoy cualquiera conoce la guerra privada que el todopoderoso actor organizó para preparar su propia oba cuando se fue del proyecto de Jarre, que finalmente dirigió George Cosmatos, empezando por una ambiciosa miniserie de televisión. El bueno de Lawrence Kasdan, con quien ya había trabajado en "Silverado", prefirió el formato cinematográfico; y el destino, irónicamente, querría que se repitiera la misma situación que dicha película vivió en 1.985 al estrenarse un mes después de "El Jinete Pálido", la gran ganadora de la década si de "westerns" hablamos...

Aunque la producción de "Tombstone" ya se había iniciado, en "Wyatt Earp" Costner y Kasdan apostaron por el lado más épico y el presupuesto mayor. Es algo que se aprecia desde la primera escena: lo que el director logra con su cámara, unido a la hermosa fotografía de Owen Roizman y la música de James N. Howard, es una sensación de grandilocuencia que invade cada centímetro del plano, la misma que poseía el cine clásico de grandes proporciones al que se pretende homenajear. Ya nos enfrentamos a algo evocador, gigante, cuando un pequeño Earp huye de las propiedades de su padre para unirse a la Guerra Civil que en ese instante se libra en los aún no creados EE.UU..
Hackman vuelve al Oeste y es fácil rendirse a sus pies pese a su corta aparición como Nicholas Porter Earp. Por su parte el guión usa el truco tramposo de detenerse en momentos clave en la vida del protagonista y en las situaciones que se generan alrededor de ellos, avanzando con grandes elipsis (o pequeñas, según convenga) a lo largo de un metraje de más de 3 horas, pero que pasa muy rápido porque el director es un genio en el manejo del ritmo. Cuando ya Costner asoma la cara (haciendo lo posible por pasar por un jovenzuelo de 20 años y cayendo un poco en el ridículo) lo referente al contraste con los hechos históricos chirría bastante...

Sí es cierto que trabajó como árbitro de boxeo y transportador en Wyoming en la época de la construcción del ferrocarril, pero el personaje que modela el actor no es el Earp histórico, más bien parece la versión de Robin Hood que él había interpretado en el film estrenado un año antes. Además de intercambiar varios puñetazos, Earp disparó contra el tipo que le insultó (un trabajador del ferrocarril, no un jugador), pero el Earp de Costner es un cacho de pan y se defiende con humildad, y para más inri en 4 de Julio, dándonos a entender que ha nacido un héroe de honor para la nación (pues el que quiera creerlo que se lo crea...).
También difiere su representación antes y después de su triste matrimonio con Urilla Sutherland, si bien Kasdan vuelve a hacer gala de su maestría tanto en las escenas de acción y violencia como en las dramáticas (incluso excediéndose en el emocionante romanticismo); la prostituta Sally Heckell no llegó antes, sino después, y la decadencia que atravesó el Earp real fue mucho más cruenta que la que aquí se retrata. Al alcoholismo, las frecuentes peleas y el robo que vemos también se añadió una corta época dedicado al negocio de la prostitución junto a su hermano James y su esposa (¿pero quién querría ver al bueno de Costner en semejante empresa?).

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

¿Y cuál es la puntilla de esta odisea? Un joven agradece a Earp que salvara a un tío suyo años atrás (esperen porque podremos ver dicho momento glorioso en "flashback", cosa que ni yo ni creo que nadie deseaba ya a tales alturas de metraje), pero éste difiere de la veracidad de la historia. La adorable Josephine Marcus nos dice a nosotros, al público, y con estas mismas palabras, que lo que hemos escuchado es cierto porque así queremos creerlo.
Perfecto. Las leyendas no están para cuestionarlas porque no son auténticas, y la inmensa mayoría de los acontecimientos de "Wyatt Earp" son producto de una rancia mitificación que ni el mismo Kasdan se cree, pese a lo bien realizada que está. El público tampoco se lo creyó y la empresa monumental de Costner acabó sepultada bajo malas críticas y un estrepitoso fracaso de taquilla; las balas de "Tombstone", sin embargo, quién lo iba a decir, salieron victoriosas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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