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Voto de Chris Jiménez:
10
Acción. Ciencia ficción Tras el holocausto nuclear, la gasolina se ha convertido en un bien escaso y muy codiciado. Mad Max, héroe solitario, inicia una lucha sin cuartel para ayudar a una colonia de supervivientes constantemente atacada por un grupo de violentos guerreros que intenta arrebatarle un tanque de gasolina. Max decide ayudar a los defensores del tanque... (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
...al hombre que llamábamos Max. El guerrero Max, que con el tremendo rugido de una máquina lo perdió todo...
"Mad Max II" significó un gran acontecimiento en los albores de mi adolescencia, pues jamás había presenciado un espectáculo cinematográfico similar.

Mi fascinación la llegó a convertir en la película que más veces he visto, y lejos de perder el interés continúa atrapándome como el primer día, como a todos aquellos que tuvieron el placer de disfrutarla en el momento de su estreno. Aunque George Miller reiterase la horrible experiencia que fue, el arrollador éxito de "Mad Max" sorprendió a todos cuando, pese a su violencia y escaso presupuesto, logró arrasar en las taquillas de medio mundo y encabezar el resurgimiento del cine venido de Australia a comienzos de la década de los '80. El reconocimiento y la fama del director, su debut y su protagonista subieron como la espuma y a éste comenzaron a lloverle numerosas ofertas desde los estudios de Hollywood (como adaptar "First Blood").
Sin embargo las rechazaría para, tras acometer un par de proyectos fallidos, seguir, con prácticamente la mitad de su equipo, profundizando en el universo de Max Rockatansky. No obstante su principal idea era la de conseguir distanciar ambas obras hasta el punto de cada una tuviera su propio estilo, desemejanza que se establece desde ese magnífico y evocador prólogo donde un narrador en primera persona nos presenta un planeta sacudido por la crisis del petróleo y una devastadora guerra (aludiendo la Fría sin dar muchos detalles) que ha reducido la Humanidad a cenizas mientras engrandece, de algún modo, el mito del personaje de Max, quien ha enterrado su pasado junto con su familia para convertirse en un superviviente merodeador.

El policía ya es convertido en leyenda, pero Miller se olvida de los recuerdos para transportarnos al corazón de la aventura donde concluía la primera entrega: en la carretera, iniciándose además el desafío entre Wez y Max, presente durante toda la trama. El frenesí se detiene por un tiempo para que el Capitán del Gyro lleve al protagonista hasta la refinería de petróleo que será el escenario principal de la película. Toda la acción consiguiente se filma entonces desde lejos, permitiéndonos observar a través de unos prismáticos (como al comienzo de "Mad Max") sin poder involucrarnos, lo que acrecienta la sensación de angustia y subraya el carácter de anti-héroe de Max, que adopta el papel de intermediario en esa batalla entre los habitantes de la refinería y los secuaces del Humungus.
Una perfecta representación del Bien y el Mal (los primeros usando uniformes blancos, los otros ataviados con ropajes de cuero negro), por conseguir el preciado combustible. Porque aunque Max recupere cierta humanidad gracias al personaje del niño (sustitutivo del que perdió), jamás dejará de ser un solitario en duelo, un melancólico amargo en eterno deambular que culpa al mundo entero y a sí mismo de la muerte de su mujer y su hijo; no acude al rescate de esas pobres gentes, él actúa en base a su propio interés ("...he venido sólo por la gasolina"). Intercambio de bienes como única relación civilizada frente a la actitud salvaje que el ser humano ha tenido que adoptar para sobrevivir en una tierra embrutecida.

Expresado literalmente en la relación entre Max y el perro o en el personaje del niño, tratado en varias ocasiones como un animal. Ateniéndose a los cánones más tradicionales del "western" y las aventuras de Walsh y Ford, Miller construye una de ritmo trepidante en cuya desquiciada atmósfera de violencia, que será expuesta de forma áspera y cruda, adquiere un significado más allá del mero efectismo; pero a pesar de toda esta brutalidad presente, acompañada de la nostalgia por un pasado mejor, también se aboga por la esperanza, por hallar un camino hacia la salvación...en el que, por supuesto, no hay sitio para Max, quien en última instancia toma parte en la lucha final por venganza, el único motivo que, al igual que Wez (cada uno imagen especular o proyección del otro), le empuja a actuar.
Los constantes enfrentamientos entre ambos bandos, con el protagonista mediando entre ellos, derivarán en un último tramo lógico que será la esperada batalla sobre la autopista, donde Miller bombardea nuestros sentidos con un encarnizado y contundente espectáculo que nos sacude hasta en las mismísimas entrañas, dejándonos exhaustos al final del camino, por lo que la obvia linealidad argumental planteada no afecta en conjunto a la película, que suple sus carencias narrativas con un poder visual del todo arrollador y unas maravillosas virtudes técnicas (que detallaré en Zona Spoiler).

Adoptando la fuerza y la tendencia al mutismo de los clásicos antihéroes del cine (sobre todo los del "western"), Mel Gibson se muestra implacable en la piel de un Max Rockatansky que, al volante de su Ford Falcon, se lanza a la carretera con el único objetivo de sofocar su odio, mitigar su rabia y tocar el fondo de su propia violencia para finalmente resurgir de las cenizas y el duelo; la iconografía y el carácter del personaje alcanzarían aquí su culminación. A su sombra destacan unos buenos secundarios como ese enloquecido Vernon Wells, un sueco Kjell Nilsson transformado en uno de los villanos más aterradores del cine, un Bruce Spence que hace las veces de contrapunto cómico y el pequeño Emil Minty como el niño salvaje.
Fábula épica que cabalga a medio camino entre un "western" sádico y degenerado y un futuro apocalíptico de aberrante imaginería cercana a la del cómic, y sin los típicos clichés de Hollywood (ni romances innecesarios ni muertes grandiosas). La influencia de "Mad Max II" se dejaría sentir tanto en el universo cinematográfico, donde supuso una auténtica revolución, como en la ficción en general, trascendiendo su mitología el paso del tiempo y de las generaciones...

¿Y qué fue del Guerrero de la Carretera? Aquella fue la última vez que le vimos...
ahora solamente vive en nuestros recuerdos...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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