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Voto de Chris Jiménez:
8
Terror. Thriller. Intriga Sam Dalmas, un joven escritor americano, está a punto de marcharse de Roma para volver a Estados Unidos. La noche antes de su marcha asiste a la agresión de Monica Ranieri: alguien la apuñala y desaparece en la oscuridad. El comisario Morosini es encargado de la investigación e informa a Sam de la posible presencia de un asesino en serie en la ciudad: la misma persona que ya ha matado con arma blanca a tres chicas podría haber intentado ... [+]
4 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre presencia un intento de asesinato. La mujer está gravemente herida, el culpable se escapa, la policía tiene un montón de pistas que no llevan a ningún sitio, y lo peor es que esa mujer no es la primera víctima ni será la última.
Se inicia una nueva etapa para el cine italiano y para un género que haría furor en la década: el "giallo".

Y empieza cuando el escritor americano Sam Dalmas se encuentra viviendo en Roma junto a su novia Julia justo cuando su último trabajo es objeto de gran acogida, aunque lo único que quiere es regresar a New York y continuar su vida lejos de los espaguetis y los monumentos antiguos. Pero sus planes van a truncarse cuando sea testigo de un intento de asesinato en el interior de una galería.
Contempla al criminal, totalmente cubierto con una gabardina y sombrero negros, amenazando a una joven con un cuchillo, pero está atrapado, lo único que puede hacer es observar. Y resulta que ese mismo psicópata ya tiene aterrorizada a la ciudad por las muertes de otras mujeres, y a partir de que Sam se interese por el caso, colaborando en él junto al inspector Morosini, más muertes se irán sucediendo sin control y sin que la policía pueda hallar ninguna pista fehaciente para desenmascarar al culpable y parar la ola de asesinatos. El único que tiene la clave es el escritor...y por desgracia no la recuerda.

Puede que muchos no lo sepan, pero los "giallos" comenzaron en tierras italianas a través de la literatura, con la traducción de numerosas novelas de misterio procedentes de Inglaterra y EE.UU.; esto resultó tan rentable que algunas editoriales se dejaron la tontería de traducir y sacar sus propias historias, fáciles de distinguir por lo tosco y escueto de las ediciones, que se hallaban cubiertas bajo una portada amarilla ("giallo" es "amarillo" en italiano). Ya desde entonces esta literatura "pulp" está directamente ligada a los espagueti.
Allá por principios de los '60 fue el director Mario Bava quien trasladó el género de las tapas a la pantalla con "La Muchacha que Sabía Demasiado", convirtiéndose en pionero y siguiendo la tendencia con títulos tan imprescindibles como "Seis Mujeres para el Asesino" y "Un Hacha para la Luna de Miel", que generaban su éxito, sí, pero no contaban con el beneplácito de todo el público. Fue justo iniciarse la década de los '70 cuando un guionista que llevaba más de un lustro en el negocio llamado Dario Argento, influenciado a partes iguales por el cine de Bava y Hitchcock y basándose en la novela de Fredric Brown, "The Screaming Mimi", decidió dar su propia visión del "thriller" a la italiana con el que sería su debut.

La jugada le salió redonda y "El Pájaro de las Plumas de Cristal" fue el culpable. Con dicho film no sólo se dio a conocer en todo el Mundo, sino que impulsó a cientos de realizadores a inmiscuirse en el "giallo" (bueno, la de películas que salieron, y la gran mayoría con un animal en el título); la obra era totalmente el reflejo de su gusto por los códigos más clásicos del "thriller", sólo que adornada con grandes dosis de violencia, cierto erotismo y humor negro y muchas trampas argumentales. Argento demostró ser un genio a la hora de manejarse en el suspense, y sabe cómo imbuir al espectador en una trama amena, entretenida e intrigante, donde destaca ese uso tan experimental de la cámara, característico de su cine.
Y de esa estilizada agresividad con la que se perpetran los crímenes, tomándose tiempo para homenajear a sus mentores Hitchcock y Bava (el homicida luce igual que el de "Seis Mujeres para el Asesino"). Su imaginario, el cual se iría expandiendo con sus muchos "giallos" posteriores, se gestaría aquí, ya nosotros disfrutando de esos planos subjetivos tan impactantes, del uso tan peculiar de los colores, siendo aquí el amarillo el destacado (así se reafirmaba más la condición de "giallo") o de los personajes tan excéntricos tipo Agatha Christie que pueblan sus historias (el del pintor Consalvi es impagable).

Por otra parte, el ojo de Argento, puesto en su cámara, funciona de "voyeur" para hacernos partícipes de una aventura interior y exploración de un territorio desconocido, a través del personaje de Sam, quien pasa de ser espectador de los hechos a aquel que descifra los signos para restablecer la verdad; la escena en la que el protagonista observa el intento de asesinato a través del cristal sin poder intervenir es un buen ejemplo.
Tony Musante, Suzy Kendall, Eva Renzi, Mario Ardof y el gran Enrico M.ª Salerno ofrecen unas geniales interpretaciones, arropados por la ecléctica y erótica banda sonora de Morricone, en la primera entrega de la Trilogía de los Animales que Argento completaría con "El Gato de las Nueve Colas" y "Cuatro Moscas sobre Terciopelo Gris", para mí inferiores a su debut pero igual de buenas en su género. No se puede decir que el italiano creara nada nuevo, pero sí que definió una corriente que hasta ese momento no daba los frutos esperados.

Muchos le imitaron, pero nadie le superó; eso sí, sería una gran influencia para futuros directores como Brian DePalma, Lamberto Bava o Quentin Tarantino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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