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Voto de Chris Jiménez:
6
Ciencia ficción. Acción Hace 900 años de la última guerra nuclear. La raza humana sobrevive, pero lo hace de una forma muy diferente a lo que hoy conocemos: se agrupan en dos grandes tribus, plugots (hombres) y fraus (mujeres). Las "frau" son la tribu dominante, y usan a los "plugots" como esclavos o como sementales para perpetuar la especie. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los '80 dejaron un camino plagado de films de bajísimo presupuesto en el ámbito de la ciencia-ficción post-apocalíptica cual rambla que deja piedras por doquier a su paso.
Hay títulos a los que les tenemos más o menos simpatía pero siempre hay algunos que por A o por B se nos quedan dentro de la cabeza y no se nos van. Pueden ser más malos que una apendicitis, pero acabamos cogiéndoles cariño.

"America 3.000" comencé a verla sin muchas ganas, creyendo que iba a ver algo en plan "The Sisterhood" de C.H. Santiago cruzándose con "Más Allá de la Cúpula del Trueno"...¡pero ni por allá pasó! Esta película no está hecha como las otras. En realidad parece una especie de parodia de todas las de este género tan reconsumido, porque lo que busca es reírse de sí misma. Eso es lo que tenía esta producción de 2.000.000 de dólares de la CANNON, por eso yo la recibí de una manera distinta a las demás.
¿Y cómo no va a ser así? Tenemos un mundo destruido por el típico ataque de misiles nucleares y donde un buen puñado de cabr**as amazonas dominan todo. Lo primero es eso, reivindicar la figura combativa de la mujer en un film de mediados de los ¨80...¡ríase usted de las "progresistas" de hoy en día!

Los hombres, en su mayoría, son idiotas y salvajes, y sirven a esas féminas de pura raza como esclavos o para engendrarles hijas (que no hijos, porque "hijo" sinónimo de malo, o, como dirían ellas, "¡plástico!"). Bien, hasta ahí un desvío de olla argumental que tira para atrás con más agujeros que un campo de minas. Pues entre este desconcierto y entre que todos creen en la profecía de que va a llegar un mesías que los salve, al que llaman "El Presidente" (que deja bastante al descubierto esa crítica a la era política de Reagan que fueron los '80), un hombre que es muy listo (¡y con una potra que "pa' qué"!) descubre una guarida tecnológica bajo tierra, se agencia un rifle láser, un traje antirradiación y se hace pasar por ese mesías para engañar a la jefa del clan femenino.
Si la cosa no podía irse más de madre metemos lo último en insensateces: una forma de hablar "nueva", que es para troncharse, y algo parecido a un Chewbacca futurista. Pero lo mejor de este atentado contra la cordura es que está hecho desde la risa. Los productores y el director David Engelbach, incluso los actores, seguro que emprendieron esta producción por lo graciosa que les parecía, para reírse de sí mismos.

Las italianas "Fuga del Bronx" y "Roma; Año 2.072 d.C. Los Gladiadores" son cutres, pero pretendían hacerse las serias. Las de Cirio Santiago, como "Los Guerreros del Sol" o "Equalizer 2.000" eran muy espectaculares y, queriendo copiar lo máximo posible el "Mad Max 2" de Miller, salían productos de bajísima calidad y originalidad. Esta es muy espectacular, y se nota el despliegue de medios del que gozaban, pero se hizo así adrede, queriendo ser exagerada y absurda porque sí; al igual que en "La Carrera de la Muerte del Año 2.000" las enfermeras ponían a los ancianos delante del hospital para que los atropellasen. Son cosas que se hacen porque resultan increíbles y grotescas.
¿Que es cutre? Mucho. ¿Que no hay por donde cogerla? Esta claro que no. ¿Que puede provocar parálisis cerebral sin necesidad de lobotomía? Pues quizás... pero primero te sirve para echarte unas risas sin compasión alguna. Y no es que sean risas involuntarias, es que la película está para eso. Lo único que faltó fue la presencia de Leslie Nielsen (aunque si él hubiese salido también me lo habría creído sin rechistar) en esta "obra de arte" que es como el "Aterriza como Puedas" del cine post-apocalíptico: una parodia de todo lo que se cocía en aquella década tan prolífica para el cine fantástico que fueron los '80.

Hay momentos para recordar, desde luego, como cuando el prota entra en la guarida y empieza a descubrir objetos y armas antiguas, pero los más inolvidables, como ya he dicho, son:
-Esa especie de nueva lengua que hablan los personajes (con expresiones tan cachondas como ¨¡plástico!¨, para quejarse por algo malo; "woggos" (loco); "negui", que era una negación; "nuclear" (matar) o mi favorita "¡plástico waggy!", algo así como "¡de puta madre!").
-Un final que te deja catatónico: una guitarra lanzando emotivos "riffs" de "heavy metal" muy ochentero mientras los protagonistas están besándose ante las miradas atónitas de los demás, que comienzan a dejar sus armas en el suelo, y para acabar aquel monstruo peludo corriendo hacia la cámara sujetando un radiocasete con música "rock" de los '50 para dar paso a los títulos de crédito.

Simplemente épico.
Chris Jiménez
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