Algo quedó sin arreglar al final de "Regreso al Futuro II". Efectivamente, Marty lograba reestablecer el tiempo quemando aquel maldito almanaque y Biff se jodía teniendo el futuro que le había tocado tener. Pero en el cielo un rayo consumió el DeLorean y Emmett Brown se transportó a 1.885, ¡nada menos!, a una época de indios, vaqueros y revólveres...
pero lo que el amigo de Marty no espera es morir asesinado al poco tiempo, así que éste debe viajar hacia atrás para salvarle. Toda una aventura.

Más de 700 millones de dólares recaudados en todo el Mundo con la primera y la segunda parte demostró que la hazaña de Robert Zemeckis y Steven Spielberg había funcionado más que bien, situándose entre las películas más taquilleras de su época. Pero todavía no se había acabado el negocio para ellos, ni mucho menos. Cuando estaban terminando de rodar la segunda todos pensaron continuar inmediatamente con una tercera, que siguiera las correrías de "Doc" y Marty por el salvaje Oeste, una idea que, dicho sea de paso, siempre tuvo el equipo en mente.
Así que, dicho y hecho, esa sería la próxima parada de nuestro querido dúo protagonista, llevando todos un ritmo frenético al estar finalizando aún la segunda mientras se ponían en marcha con la que nos ocupa. No puede decirse que el equipo del film no se lo currara. Todo esto está muy bien, pero a mí me lleva a plantearme una seria reflexión: hay que ver como una saga de películas siempre parece estropearse cuando llega a trilogía. No es que no me guste este "Regreso al Futuro III", pero lo que pasa es que no me gusta tanto como las otras dos, pero ni por forros. Y me explicaré.

"Regreso al Futuro II" me encantó por lo retorcida que era comparada con su antecesora, por los giros tan impresionantes de guión que tenía, giros que le daban un toque oscuro y violento a la historia. Pero la tercera parte tira por otros derroteros y si dije en su momento que la segunda era para "Regreso al Futuro" lo que "El Imperio Contraataca" para "Star Wars" o "El Templo Maldito" para "Indiana Jones", no me equivocaría si digo que esta entrega del tándem Zemeckis/Spielberg está más relacionada con "La Última Cruzada" o con por ejemplo el "Mad Max III" de Miller. Y es que por lo que optan los guionistas es por ofrecer una historia muchísimo más infantil, sencilla y simplemente divertida, una aventura de sesión matinal, ambientada ya no en una época tan fría como 2.015 sino en un ambiente más familiar, más cercano como es el Oeste.
Además, toda la conexión que mantenía unidas a las dos primeras se va al traste y ya, increíblemente, no nos centramos en los problemas que tiene Marty para arreglar su porvenir y el de su familia, aunque vuelven a aparecer parientes suyos (él hace de su tatarabuelo) y hasta Bufford Tannen, sino en "Doc" Brown. Ahora es él el protagonista absoluto, y para dejarlo claro se han inventado un romance, un tanto rebuscado, entre éste y una tal Clara Clayton, una profesora que se tendría que haber despeñado por un barranco pero que nuestro querido científico salva a lomos de su corcel...todo es adorable, ¿no?

A dicha profesora la encarna una Mary Steenburgen la mar de sosa (bueno, esta mujer es que es así), mientras que Michael Fox parece ser menos sarcástico o "ingenioso" que antes, Lloyd parece asumir bien el papel de héroe que le han impuesto (algo que estaba ahí latente desde siempre) y Thomas Wilson repite como un Tannen que hace la vida imposible a un McFly. Otros interesantes puntos a nombrar son la recreación del Hill Valley de 1.885 que consigue hacer el equipo, la aparición del grupo de "rock" ZZ Top, que ofrece el emblemático tema "Doubleback" a la causa, la utilización tan mala que se hace del nombre de Clint Eastwood (que tiene huevos la de chistes que hacen con el nombrecito de marras...¿cómo dejó el actor que lo usaran?), y ese final pasado de vueltas que hace lo mismo que la primera: acabar con una broma.
Sólo que para mí que a los guionistas se les fue la mano y del simpático sinsentido se pasó al disparate sin gracia. "Si hemos estado probando tantas cosas...¿por qué no terminar con una máquina del tiempo metida en una locomotora que puede volar yendo hacia la pantalla?", tuvieron que pensar. Bueno, como conclusión no podría haber sido mejor (no obstante, si hicieran una 4.ª, no sé ya lo que se les ocurriría); para ser la última de una sucesión de títulos que hasta ese momento era perfecta en todos los sentidos podría haberse hecho con un poco de más ingenio y menos desvaríos hacia la fantasía familiar.

Ojo al dato: se gastaron lo mismo que en la segunda, 40 millones, y recaudó 88 millones menos que aquella.
Y es que se nota que, aunque funcionara de maravilla en la taquilla, no lo hizo tan bien como las anteriores.