No puede haber una película buena o al menos interesante si detrás no hay antes una buena historia. En el caso de ANE, la historia es magnífica, situada en un pasado muy reciente, en el entorno de un País Vasco convulso, con protestas vecinales con un trasfondo siempre violento y donde asoma, allá al fondo la violencia del terrorismo.

No es una película sobre ETA, en absoluto, pero sí es una película sobre personas que viven en el caldo de cultivo de aquel Euskadi violento, hostil, que parece hacerse daño a sí mismo constantemente y de manera casi deliberada, una violencia que se transmite a sus gentes, a la vida ordinaria de cada cual.

Magnífica López Arnaiz, ganadora de un Goya más que justo, así como la joven Laspiur, con la rabia en cada gesto y la vulnerabilidad de una adolescente que no sabe qué camino tomar. Justo su Goya a la mejor actriz revelación, también.

Una película muy recomendable, pequeña, sincera, contundente y casi imprescindible para quienes tengan menos de cuarenta años y quieran saber en qué país viven.