Leo las críticas, los premios y las nominaciones y me dirijo al cine antes de que se celebre la gala de los Oscar. Me gusta ver el máximo de películas nominadas, así tomo partido y todo es más divertido. Como hacen muchos. Pero no, esta desde luego no es mi película. Ocho nominaciones, cine independiente. Esperaba algo que se acercara a la dura y emotiva MANCHESTER FRENTE AL MAR y se me queda en una película sobre barrios marginales, acoso escolar, homosexualidad reprimida, delincuencia. No sé, una especie de revuelto que no acaba de cuajar, que no sabes por dónde va a salir. La película se divide claramente en tres partes, de las cuales la infancia del niño interesa, la adolescencia, algo menos y la vida ya adulta, nada de nada. Va de más a menos y si contamos que el máximo que alcanza, a mi entender, tampoco es mucho, a la media hora ya estoy mirando el reloj. Corta, no llega a dos horas y se hace larga. Aparte de un comienzo con la cámara girando alrededor de los personajes, buscando epatar al espectador con esta maniobra y unos primeros planos excéntricos, no le veo nada a Barry Jenkins. Sin duda, la noche del domingo será la de LA LA LAND, no tengo dudas.