Este subgénero de terror que a finales de los ochenta y en los noventa tuvo su época dorada ("Pesadilla en Elm Street" y la saga "Scream" del inolvidable Wes Craven) ha pasado un bache tan largo como hondo, con películas de las que nadie puede ni debe acordarse. Tenía que llegar el día en el que algo fuera medianamente potable, salvo excepciones agradables que sin ser exactamente cine de psicópatas con adolescentes de hormonas revolucionadas, como es el caso de la saga "Destino final". Y aquí está esta película bien filmada, bien interpretada, con un terror bien modulado, con escenas violentas dosificadas y con un final de puerta abierta para futuras películas. No sé cómo ha ido en taquilla, pero para un amante y, valga la chulería, y un especialista en este género, subgénero o como queráis llamarlo, merece como poco ser calificada de película digna que bebe de fuentes tan similares como "Sé lo que hicisteis el último verano", la propia "Destino final" o la primera de "Leyenda urbana". No llega a la frescura de "Scream" o la originalidad onírica de "Pesadilla en Elm Street" pero se agradece un producto así, cuidado y dotado de un ritmo más que solvente. A ver si hay segunda parte...