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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama La célebre Universidad de Columbus no es precisamente un templo del saber. La leyenda de la película cuenta: 16.000 estudiantes, 33 nacionalidades, 6 razas, 2 sexos, 1 campus. Allí, tres jóvenes recién llegados se enfrentan, en su primer año de carrera, a una bomba a punto de explotar. Nazismo, violencia y racismo hacen correr el odio en las aulas y convierten la universidad en campus de batalla. En Columbus todos tienen un objetivo ... [+]
11 de octubre de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice la RAE que, “civilización, es el estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres”. Se supone, históricamente, que esa sociedad ha progresado trascendiendo los dos estadios no-civilizados: el salvajismo y la barbarie… y que ahora es capaz de convivir en forma pacífica y en alto grado de cooperación. Sin embargo, resulta curioso que cuando en algún documental o aventura cinematográfica alguien dice:"Hemos llegado a la civilización"… todo lo que nos indica este encuentro es un montón de edificaciones y unos cuantos medios de transporte.

Después de los títulos de crédito -acertadamente realizados por el célebre Saul Bass y señora- donde, el blanco y el gris de los nombres, se entrecruzan en un fondo negro (lo que podría ser el anticipo de un sombrío choque racial), una bandera de los EEUU de Norteamérica llena por completo la pantalla, quedando así en firme que lo que se va a recrear es la forma de vida de esta gigantesca nación. Enseguida, una toma en picado nos deja ver a una banda de música y un campus universitario donde, directivas y estudiantes, celebran el regreso a clases. Con una estatua de Cristobal Colón (¿significará algo?) se nos aclara entonces que estamos en la Columbus University, y en planos generales que recorren aquel campo, conseguiremos ver a los tres personajes centrales que se desconocen entre sí: El primero es Malik Williams, un chico negro que se desplaza indiferente entre los entusiastas estudiantes blancos. La segunda es Kristen Connor, una atractiva rubia que cruza una mirada con un chico al que de seguro atrae. Y el tercero es Remy, sin apellido conocido, un extraño joven de atlética figura quien, abriéndose la camisa, enseña una calavera impresa en su camiseta negra, con lo que deja plantado un temible presagio.

Lo que veremos luego en “SEMILLAS DE RENCOR”, es un micro-mundo unido pero fragmentado, donde “cada quien se junta con los suyos y defiende solo a los suyos”. Aquí los blancos, allá los negros, más allá los chinos, al margen pero buscando adeptos, los “arios”… y en todos lados, aquellos que, por fortuna, conviven sin prejuicios de ninguna índole. Pero entre la minoría fascista y la minoría negra -medio siglo después de terminada la Segunda Guerra Mundial-, sigue casada una rivalidad a muerte donde el racismo cunde de lado y lado, y la paz de aquella “civilizada” alma mater, transforma la llamada educación superior, en una vergüenza social que sigue lindando con la barbarie.

El director, John Singleton, consigue una recreación precisa, matizada, objetiva. Y lo que vemos deja bien, pero bien en claro, que todavía seguimos muy lejos de la civilización y que, solo sentiremos que ya llegamos, aquel día en que a la distancia, ya no veamos edificios y automóviles, sino gente afectuosa, solidaria, alegre, y en una convivencia pacífica sin distingos de piel, de nacionalidad, de clase, ni de ninguna otra índole.

Título para Latinoamérica: “DURO APRENDIZAJE”
Luis Guillermo Cardona
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