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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin ... [+]
20 de febrero de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joven y presuntuoso, Eddie Felson se ha convertido en un calificado jugador de billar-pool, recurso del que se sirve para hacer dinero timando a cuanto ambicioso incauto cae en la trampilla que le tienden él y su socio Charlie. Pero el ego de Felson está inflándose demasiado, y la vida que se propone invariablemente enderezarnos el camino (porque el carro de la evolución no puede parar), va a darle una que otra lección que padecerá en carne propia, ya que, lo que no se escribe con tinta, muchas veces habrá que escribirlo con sangre. Y los más obstinados habrán de recibir las mayores sacudidas.

Fue el estadounidense, Walter Tevis (1928-1984), el mismo autor del que después veríamos, “El color del dinero” -llevada al cine por Martin Scorsese y protagonizada también por un Paul Newman ya mayor-, quien escribió “El buscavidas” (1959), novela que surgió de sus experiencias en un salón de billar donde trabajó mientras era estudiante de literatura inglesa y en la que nos cuenta la historia de Edward ‘Fast Eddie’ Felson, el hombre que hizo del billar-pool un estilo de vida y una forma de sobrevivir arruinando a los demás.

Asignado para dirigir la adaptación cinematográfica de este éxito literario, Robert Rossen escribió él mismo el guión en colaboración con Sydney Carroll y, “EL BUSCAVIDAS”, se suma a las historias de antihéroes con las que muchos suelen identificarse.

Además de la atinada fotografía en blanco y negro que preserva la historia como un viejo recuerdo y de esa banda sonora que tipifica los ambientes sórdidos de ciertas ciudades estadounidenses en aquella mitad de siglo, la película gana con sus interesantísimos personajes de cuyas actuaciones hay bastante para aprender. En primer lugar, podemos sentir como las ligerezas, improcedencias, obstinaciones y jactancias, no logran que sintamos desprecio ni odio por un personaje como “Fast Eddie”, pues, en contraste, le vemos leal, desprendido y capaz de amar por lo que una persona es y no por lo que aparenta. También apreciamos la cordura, la ecuanimidad y el aguante con que, el Gordo Minnesota, espera a que llegue su oportunidad… rasgos típicos de hombres muy maduros. De otro lado, el conocimiento de la psicología del jugador que ya maneja, Bert Gordon, es la precisa de un hombre brillante que, infortunadamente, usa su agudeza para explotar y comprar a todo el que se venda. “Mentes perversas” que llaman.

Curiosamente, son estos dos últimos personajes los que resultan más relevantes en esta historia, ya que sobre el cuarto -el de Sarah Packard-, el director –y no sé si el novelista- nos alienta en principio la esperanza de que encontraremos a un ser humano lúcido y avizor, pero luego se viene al piso… y termina siendo éste un ambiente de machos donde las mujeres sencillamente estorban.

Ya muchos lo habrán dicho, las actuaciones de Newman, Jackie Gleason y George C. Scott resultan intachables. Pero, ¿Qué situaciones son las que llevan a Felson a convertirse en la suerte de hombre que es? ¿Por qué ese imperativo afán de actuar como el más acérrimo capitalista y como el más despreciable misógino que mantiene Gordon? ¿Qué fue lo que, en definitiva, ocurrió con la singular Sarah? Además ¿era ella escritora o solo pretendió serlo por un instante? Si era el retrato de un perdedor lo que pretendía Rossen, ¿por qué el cuento termina con una suerte de águila cuando ha mudado pico y plumas?... Son algunas preguntas a las que, el filme, no ofrece una satisfactoria respuesta. Ah! Quienes hayan jugado y visto jugar pool a verdaderos profesionales, creo que estarán de acuerdo conmigo en que las partidas no lucen precisamente brillantes. Y en definitiva, es este un filme con elementos más que interesantes… pero creo que le faltó algo de hilo para que pudiera coserse por completo.

Título para Latinoamérica: “EL AUDAZ”
Luis Guillermo Cardona
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