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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Bélico. Drama Película de encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante largos siglos, Bielorrusia fue un territorio sin identidad nacional definitiva, porque pasaba de un dominio a otro siendo sus habitantes seriamente influidos por esas otras culturas. Después de una brevísima existencia [1918-1919] como República Nacional Bielorrusa, el gobierno bolchevique, la anexó a la U.R.S.S., y pasó a llamarse, República Socialista Soviética de Bielorrusia. Durante la II Guerra Mundial, Bielorrusia fue uno de los territorios soviéticos que, con mayor gravedad, sufrió los embates alemanes, habiendo quedado prácticamente devastado. Se afirma que, un total de 628 aldeas fueron saqueadas e incendiadas, y la mayoría de sus habitantes brutalmente asesinados o quemados vivos.

Ales Adamóvich, escritor, crítico literario y guionista nacido en Bielorrusia, y quien llegó a ser miembro del Sóviet Supremo, cuando aún era un joven estudiante se unió durante la guerra a una unidad partisana entre 1942 y 1943, y sobrevivió a las masacres perpetradas por los nazis en su tierra natal. De estas experiencias, surgiría luego una de sus novelas más apreciadas, “Jatínskaya apóvests” (1976), y de sus experiencias como partisano surgiría el guion que escribió junto al director, Elem Klimov, para la impactante película, <<MASACRE. VEN Y MIRA>>, que los Estudios Mosfilm aprobó como celebración del 40° aniversario de la victoria soviética sobre las fuerzas alemanas.

El título se extrajo del libro del Apocalipsis que, en el capítulo 6, 1-3, reza: “Luego vi como el Cordero rompía el primero de los siete sellos, y oí que, uno de aquellos cuatro seres vivientes, decía con voz que parecía un trueno: ‘Ven y mira’. Miré y vi un caballo blanco montado por un hombre que portaba un arco en la mano. Se le dio una corona y salió dispuesto a triunfar”. El protagonista, alter-ego del escritor Adamóvich, es un joven llamado Flyora Gaishun, quien, anhelando entrar en la guerrilla para luchar contra la tiranía nazi, busca ansiosamente un fusil en el campo de batalla… hasta que por fin lo encuentra… pero cuando el líder, Kosach, decide salir con su grupo de campaña, deja al joven Gaishun al cuidado del campamento y muchas cosas sucederán desde entonces.

En pleno, el filme se convertirá en una soberbia e impactante recreación de los horrores de la guerra… y los insaciables niveles que alcanzaba la brutalidad nazi-fascista, quedan plasmados con la más alta eficacia y con impecables escenas de acción de marcado realismo. Klimov, sin embargo, ahonda mucho más en los efectos psicológicos que estos hechos producen en la mente y en el cuerpo de ese joven campesino empeñado en salir del lodo en que se ha metido junto a su bella y desorientada compañera, Glasha. La misma escena del pantano, servirá como metáfora de este propósito, pero, lo que se aviene dejará sentado que todavía hay un largo camino de dolor.

Centrando la acción en los hechos ocurridos en las aldeas, Bagushovka y Perejodi, fundamentalmente, el director se empeña en ilustrar el difícil proceso que sigue, el joven Gaishun, para convertirse en un hombre de verdad… y al final, con una secuencia magistral nos quedará una pregunta sin respuesta definitiva y que, además, abre diversas perspectivas: ¿Cuántas cosas terribles se hubiesen podido evitar si alguien hubiera eliminado a, Adolf Hitler, en algún momento previo de su vida?

Elem Klimov, ha concluido su obra cinematográfica con un filme inolvidable.

Título para Latinoamérica: VENGA Y VEA
Luis Guillermo Cardona
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